No eres lo que habías pensado, así que ahora haces bien en pensar diferente. Abre un poco tus ojos. Quítate la máscara. Eres un Hijo Mío Sagrado. Hecho a Mi imagen, eres Mi Hijo Sagrado. ¿Qué hay que discutir?
¿Es repugnante para ti pensarte como un Ser Sagrado? ¿Quizás tienes miedo de tener más responsabilidades?
Cuando digo que eres un Ser Sagrado, no digo que tengas que andar por ahí callado y actuando como el cuadro que imaginas de un Ser Sagrado. Digo que incluso siendo salvaje y vago, eres un Ser Sagrado. No se requiere de decoro. La Santidad no tiene una sola cara. La Santidad viene en muchas formas y tamaños. La Santidad tiene tu aspecto. No importa si te cepillaste el cabello o no. Lo único que importa es que eres una personificación de la Santidad. Tambaléate, y todavía serás Santidad. Tropieza y cae, y serás Santidad. Ten una deuda de crédito, y todavía serás Santidad. Sé revoltoso, y aún así conservarás la riqueza de tu Santidad.
En tu caso, estás en el Cielo, y no lo crees. Si tienes la conciencia o no, no cambia el lugar en que estás. Por supuesto, estás en el Cielo Conmigo. No puedes estar en ningún lado sin Mí, y adonde Yo estoy, está el Cielo.
¿Alguien piensa que sabe más que Yo?
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