martes, 3 de junio de 2014

SOMOS LA CAUSA...NO EL EFECTO...♥



Dice Robert Fisher: “a todos nos tiene atrapados alguna armadura”, la cual es difícil de quitar, por lo que buscamos ansiosamente a alguien que nos ayude a quitarla, pero aunque parezca difícil, cuando el alumno está preparado, el maestro aparece.

Una persona no puede correr y aprender a la vez.

Debemos permanecer en un lugar durante un tiempo, muchas veces no amamos lo que tenemos sino que amamos el estar amando.

Cuando hayamos aprendido de nosotros mismos, no tendremos que andar buscando nuevas direcciones, es importante aprender en cómo salir de esa armadura que nos encierra.

Nos preocupamos por demostrar que somos buenos, generosos y amorosos. Pero ¿porqué hay que estarlo demostrando?. Podría ser que realmente no seamos lo que creemos y por eso vivimos pidiendo disculpas a la gente por haberles hecho daño.

Muchas veces no aceptamos nada como es, simplemente por lo que es. Necesitamos ser lo suficientemente sensibles para sentir las vibraciones de los otros. Pero para preocuparnos por los otros primero debemos preocuparnos por nosotros mismos.

Dice Fisher por boca de Merlín: “Tendrás un largo y frío invierno, si tienes un corto y frío corazón ”. ¿Cuando fue la última vez que sentisteis el calor de un beso, olisteis la fragancia de una flor, o escuchasteis un hermosa melodía?

Para salir de nuestra armadura, necesitamos el silencio, el conocimiento, la voluntad y la osadía. Saldremos de nuestra armadura, una vez que hayamos entrado en ellos, encontraremos la salida cuando hayamos aprendido lo que es necesario aprender.

Lo primero es aprender a conocerse a sí mismo. Las lágrimas de auténticos sentimientos lo librarán de su armadura. La única forma de ver la diferencia de otra forma de vida, es empezar a ver las diferencias en nuestro interior.

Cuando aprendemos a aceptar en lugar de esperar, tenemos menos decepciones. Los animales aceptan, los humanos esperan. Un conejo no espera que el sol salga mañana para poder salir. Simplemente acepta el día tal y como es, son felices así, siendo conejos.”

No podemos realmente ver hasta que nos comprendamos a nosotros mismos.Ponemos barreras para protegernos de quien creemos que somos, luego un día quedamos atrapados tras esas barreras y ya no podemos salir.

Es necesario permanecer aislado uno solo y en silencio como una buena forma de empezar a conocerse a sí mismo. Perdemos demasiando tiempo pensando en lo que hemos hecho y en lo que vamos a hacer. Nunca disfrutamos el momento mismo en que estamos.

Debemos permanecer en silencio y escuchar el sonido del viento, de la lluvia, del riachuelo, y por supuesto escuchar a nuestro propio yo y cuando aprendamos a escucharnos a nosotros mismos empezaremos a escuchar a nuestros semejantes.

El conocimiento es la luz que iluminará el camino,
entre más cosas sepa de usted mismo, más luz habrá en su interior.
Hemos confundido la necesidad con el amor.

Creemos que amamos las cosas que necesitamos, pero en realidad no las amamos. Necesitamos a nuestra pareja, a nuestros hijos, pero ¿realmente los amamos? Solo podemos amar a otros en la medida que nos amemos a nosotros mismos. Si conocemos la verdad, conoceremos el amor.

Cuando empezamos a conocernos a nosotros mismos encontramos a un personaje perfecto, lleno de un gran potencial. Hemos estado tan preocupados intentando ser que no disfrutamos del simple hecho de ser.

La ambición que proviene de la mente puede servir para conseguir buenas casas, carros, etc. Sin embargo, solo la ambición que proviene del corazón, puede darnos la felicidad. La ambición del corazón consiste en desarrollar todo ese potencial.

A los seres humanos se nos dio dos pies para que no tuviéramos que permanecer en un mismo lugar, pero si nos quedáramos quietos más a menudo para poder aceptar y apreciar, en lugar de ir de aquí para allá intentando apoderarnos de todo lo que podemos, entenderíamos verdaderamente lo que es la ambición del corazón.

Solo con el poder del conocimiento de uno mismo se puede derrotar el miedo y la duda. Es necesario voluntad y osadía para poner a prueba el conocimiento que se tiene de uno mismo. El conocimiento es la verdad y ésta es mucho más poderosa que cualquier espada.

El miedo y la duda solo existen si uno les permite existir, no debemos salir corriendo al primer intento. Hay que enfrentarse al miedo y a la duda una y otra vez hasta llegar a vencerlas. Si nos enfrentamos al miedo y a la duda, hay posibilidad de que los eliminemos, pero si no las enfrentamos, es seguro que nos destruyen.

El miedo y la duda son ilusiones que no existen, y son posibles de desterrar mediante el conocimiento de uno mismo. Esta es la senda de la verdad.

No podemos conocer lo desconocido si nos aferramos a lo conocido.

No podemos seguir culpando a otros de nuestras desgracias y errores.

Somos la causa no el efecto.

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