Del jesuita indio Anthony de Mello, s.j. (Abandonarse a Dios):
“Quedarse en silencio no es apenas dejar de hablar, sino educar los oídos para escuchar todo lo que está a nuestro alrededor”. Incluso en medio del sonido estruendoso de una orquesta, el buen maestro consigue reconocer una flauta desafinada. De la misma manera, necesitamos entrenar nuestra audición para ser capaces de oír la voz de Dios en medio del mercado.
“Al hombre moderno, el silencio le resulta algo odioso”. Le parece difícil permanecer quieto: está siempre ansioso por hacer algo, dar un consejo, idear un proyecto, y termina siendo esclavo de su compulsión por actuar.
“Cuando te acostumbres a la quietud, cuando consigas pasar algunos minutos al día en silencio, entonces tendrás verdadera libertad para decidir sobre tu vida”. Dice el poeta Gibran: cuando tu pensamiento no encuentra raíces en tu corazón, tiende a quedarse todo el tiempo en tu boca”.
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