Por todo lo que tomamos de la naturaleza: el aire, el agua, el calor, los rayos del sol, etc..., contraemos una deuda hacia ella. Y como no podemos pagar esta deuda con dinero, debemos pagarla con nuestro amor, nuestro reconocimiento, nuestro respeto, y nuestra voluntad de estudiar todo lo que ha escrito en su gran libro. Después le pagaremos también haciendo el bien a todas las criaturas: dándoles nuestro calor, nuestra luz. Es así como podemos pagar a la naturaleza.
No estamos obligados a devolver el aire que hemos respirado en forma de aire, ni el agua que hemos bebido en forma de agua. ¿Qué haríamos para fabricar el agua o el aire, el calor y la luz del sol?... Hemos recibido nuestro cuerpo de la tierra y un día se lo devolveremos, imposible hacerlo de otra manera; pero mientras tanto, mientras vivamos, conservemos nuestro cuerpo, no se nos pide que lo demos. Pero lo que podemos dar son nuestras emanaciones luminosas, porque el hombre ha sido creado en los talleres del Señor para irradiar, para brillar, para enviar rayos por todo el universo. Ha recibido una quintaesenccia de luz que puede ampliar, vivificar y enviar al espacio sin cesar, pero a condición de haberse ejercitado, de lo contrario sólo dará tinieblas.
En el plano físico estamos limitados, pero en el plano espiritual nuestras posibilidades son infinitas y podemos devolver centuplicado todo lo que se nos ha dado.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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