“Lo siento, pero usted no es mi felicidad. No, no lo es y por eso me libero. Me niego a poner mi vida emocional en sus manos.
Si usted fuera mi felicidad, su ausencia sería mi acabose y viviría en el filo de la navaja.
No
quiero intentar “adueñarme” de usted, no va conmigo, no me interesa. Mi
bienestar y mi autorrealización dependen básicamente de mí, lo demás
contribuye, ayuda, pero el proceso interior que va configurando mi ser
no vendrá de afuera, no será prestado. Es cuestión de estética.
No solo quiero mejorar, quiero hacerlo con la inspiración del artista , como una obra de la cual me sienta satisfecho.
¡¡¡...Qué pesado es hacerse cargo de la dicha de otro...¡¡¡
¡¡..Qué tarea tan difícil, por no decir imposible...¡¡¡
Prefiero respirar por mí mismo, andar sin muletas y ser como soy. No quiero pertenecer a usted, ni que usted me pertenezca.
Andemos
juntos, si nos apetece, pero no seamos “el uno para el otro”, por
favor. El bienestar psicológico o el intento de ser feliz requiere de un
compromiso personal e intransferible. No es algo que nos regalen, se
compre o se posea por decreto: es intransferible. Y como yo no estoy en
venta, y espero que usted tampoco lo esté, tenemos la oportunidad de ser
libres.
Usted no define mi existencia ni yo la suya, de ser así, no podríamos vivir el uno sin el otro.
Usted no es mi felicidad, afortunadamente, ni yo soy su amo y señor.
La mejor relación que podemos tener es no pertenecernos.
El que no posee al otro lo respeta, y eso es belleza, ternura y desapego”
Walter Riso
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