He de vivir todas las gracias que Dios me ha concedido hoy. La gracia no puede ahorrarse. No existe un banco en el que podamos ingresar las gracias recibidas, para utilizarlas a medida que las vayamos necesitando. Si no aprovecho estas bendiciones, voy a perderlas irremediablemente.
Dios sabe que somos artistas de la vida. Un día nos da un formón para esculturas, otro día, pinceles y un lienzo, otro día nos da una pluma para escribir. Pero nunca conseguiremos usar un formón en el lienzo o la pluma en esculturas. Para cada día, su milagro. He de aceptar las bendiciones de hoy para crear lo que tengo; si hago eso con desapego y sin culpa, mañana recibiré más.
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