Este artículo no fue escrito con el fin de que adelgaces; quiero aclararte esto porque honestamente no creo que el tener medidas de reina te guíe directamente hacia la felicidad, de manera que el único objetivo es que puedas tener una idea más clara respecto de aquello que te ha llevado a engordar y que sea más fácil para ti decidirte por un estilo de vida que te haga feliz.
Una de las más grandes distracciones de la mujer ha sido con respecto a su propio cuerpo por el tema del sobrepeso, la gordura o la obesidad. Si observas a la mayor parte de mujeres que te rodean, ellas siempre están pendientes de su físico, de cuánto han engordado (el sobrepeso es problema de la mayoría), de lo apretada que les queda aquella falda negra de la navidad anterior…
también preguntan cuál es el gimnasio más recomendable de su ciudad, qué rutina es la más adecuada para su alimentación que se apoya en la dieta baja en carbohidratos de la que todas hablan y pare de contar. La gran mayoría se encuentra detenida en el tiempo buscando la forma de ser diferente a lo que es ahora, intentando encontrar la manera de parecerse a alguien que vieron en televisión, deseando así, encontrar el rastro de una autoestima que no quiere ser hallada.
Reconozco algo: es lindo encajar perfectamente en la ropa que te gusta, pero más lindo aún es cuando esto proviene de la libertad para comer, del perdón a la comida más sabrosa, del placer de disfrutar un alimento por medio de tus sentidos cuando estás a gusto con tu estilo de vida. Pero si lo que sucede es que estás delgada porque todo te lo prohíbes, tienes más por resolver que la gorda que se da permiso de comer aquello que tanto ha deseado. Cada alimento, cada bebida, cada condimento que ingieres es una petición de tu cuerpo emocional; es por medio de lo que consumes como te mantienes fuerte ante las situaciones que vives a tu alrededor. ¿Qué sucede con la prohibición de la comida? Simple, tu niña interior tiene ganas de ese postre con crema y dulce de leche, porque quizás de esa manera sea más fácil enfrentar la entrevista de trabajo que tendrás por la tarde o la firma de los papeles del divorcio, así que si le prohíbes el postre y a cambio le das una insípida gelatina, no creo que la mantengas tan sonriente como lo amerita la ocasión.
Mientras tanto yo sigo preguntándome ¿En verdad es tan malo eso de ser gorda? ¿Es verdad que tienes un alto riesgo de morir por un gran número de enfermedades, especialmente diabetes? ¿Es cierto que tus posibilidades de lucir hermosa se terminan cuando subes de peso? Y la gran pregunta: ¿Se puede bajar de peso?
En mi opinión, el hecho de ser gorda o delgada y estar destrozada emocionalmente, es igualmente perjudicial. Puedes ser tan esbelta como Barbie pero si se terminó tu alegría de vivir, si se agotó tu energía vital, si la desesperanza habita tu corazón, tendrás el mismo nivel de riesgo que si estás triste y gordita como Fiona la esposa de Shrek. A final de cuentas la sangre tiene la función energética de transportar alegría de un lugar a otro de tu cuerpo y tanto gordas como flacas tienen sangre en las venas.
Respecto del alto riesgo de morir, te regalo una frase que escuché en Colombia: “Para morir sólo hace falta que estés viva” y con eso te digo todo. Con respecto a bajar de peso, si se puede pero antes de lograrlo hay que borrar las memorias que han llevado a la mujer a este punto.
Se te enseñó que el cuerpo engorda cuando pasas de los treinta o cuando comes calorías de más, pero estas son explicaciones banales que sólo te dejan más sumergida en la duda porque si estos factores fueran las causas, entonces toda la raza humana estaría gorda! Y si a explicaciones absurdas vamos, entonces alguien respondería que algunas personas tienen más lento el metabolismo y que por eso engordan. Sí puede ser, pero ¿Por qué se ralentizó su metabolismo? Esta pregunta muy pocas personas pueden responderla: El metabolismo se ralentiza por la carga emocional que vas arrastrando. En realidad lo de los treinta o las calorías pasan a ser más mito que verdad y de eso nos estamos dando cuenta paso a paso.
Por ejemplo ¿Te has fijado en que tu peso corporal se mide en kilogramos y no en calorías? El kilogramo es una medida de peso y la caloría es una unidad de calor; de manera que tú no puedes lograr unir estas dos palabras en ningún punto. Si consumes 1.500 calorías por día ¿Cuántos kilos engordarás?. No hay manera de saberlo. No es como la relación existente entre libras y kilos porque ambas son medidas de peso. La caloría es una palabra que se inventó hace años para que te distrajeras con la gordura y que así dejaras pasar la vida frente a ti, mientras pensabas que ibas perdiendo poder como mujer ante tu pareja, poder como mujer trabajadora que puede producir, poder como madre, poder como ser humano!. ¿Puede haber algo más letal y engordador que la idea de perder el poder interior? Creo que no.
El asunto es que engordar es una cuestión de memorias. Hubo un instante en tu vida, lo recuerdes conscientemente o no, en que tuviste que engordar porque hubo un trauma no superado, una situación que no pudiste aceptar, una emoción que se quedó atrapada. Entonces tu mente pasa a diario algo así como un escáner que verifica si ya superaste la situación vivida anteriormente y cuando se da cuenta de que aún la recuerdas subconscientemente, sale de él una etiqueta que dice: “prueba no superada” y continúas creando grasa o estancada en tu peso actual.
Ahora bien, ¿Qué función tiene la grasa? Nada menos que protegerte, cuidarte de lo que te amenaza en tus recuerdos, o sea que no es mala! Hasta la grasa tiene buenas intenciones contigo aunque no parezca!, el punto es lograr comprender su razón de existir, escuchar su lenguaje y hacerlo sin que el tiempo importe tanto. No se trata de que pienses: “Ay grasita de mi abdomen, te quiero tanto, estoy escuchando tu lenguaje porque para finales de año es la boda de mi hermana y si no aprovecho la fiesta para encontrar pareja entonces se me puede ir el tren”. No. Nada de esto. Tu cuerpo es inteligente y sabe cuando lo manipulas, también sabe por qué la grasa está ahí. Sólo él sabe qué es lo que está reparando y sólo él sabe de qué te ha salvado, qué situaciones has llevado mejor sólo porque estás gordita.
Acaso ¿Funge tu grasa corporal como un colchoncito protector? ¿Te cuida quizás de accidentes domésticos? ¿Te cuida quizás de salir lastimada sentimentalmente otra vez? ¿Te cuida de miradas desagradables? ¿Te cuida de que puedas poner en riesgo tu vida? Te has abierto a la posibilidad de pensar en que quizás –sólo quizás- si no hubieras engordado después de aquella ocasión en que mamá se fue del todo ¿Podrías haberte consumido hasta morir de abandono, de soledad, de tristeza? ¿Pudo la grasa que creó tu inteligencia, haber salvado tu vida? Hazte estas preguntas y escucha la respuesta que proviene de tu interior y por favor no dudes de esa voz, hazlo por ti.
Entonces ¿Las gordas van al cielo? Por supuesto. Las gordas (y digo esta expresión con cariño, con amor porque ellas son mi otra yo y escribir sobre ellas es escribir sobre mí) tienen el mismo cielo en su corazón. Las amo.
Soluciones y más, en el próximo artículo. Gracias por leerme. Continuará…
Vivi Cervera. Copyright 2010. Derechos reservados de autor
Finalmente te dejo en compañía de la banda colombiana “Aterciopelados” con una de sus canciones inmortales: “El estuche”, haz clic en el enlace siguiente:
El estuche
- See more at: http://www.vivicervera.com/blog/2010/07/10/las-gordas-tambien-van-al-cielo-parte-i/#more-2232
No hay comentarios:
Publicar un comentario