martes, 15 de octubre de 2013

LA NECESIDAD MAS GRANDE...♥



Una vez al día, por lo menos, nuestro viejo gato negro se acerca a alguno de nosotros de alguna manera que todos entendemos como un pedido especial. No significa que quiera que lo alimenten o que lo dejen salir, o algo así. Su necesidad es de otra índole.

Si hay un regazo a mano, salta y se instala en él; si no, es muy probable que se quede parado, con mirada añorante, hasta que alguien le ofrece uno. Una vez allí, empieza a vibrar casi antes de que uno le toque el lomo, le acaricie el hocico y le diga una y otra vez qué lindo gatito es. Entonces, su motor se pone en marcha; se retuerce para ponerse cómodo, “agranda las manos”. Cada tanto, uno de sus ronroneos se descontrola y se convierte en un ronquido. Lo mira a uno con los ojos abiertos de adoración y hace ese parpadeo lento y largo de confianza absoluta que tienen los gatos.

Después de un rato, poco a poco, se serena. Si siente que todo está bien, es posible que se acurruque en el regazo para hacer una apacible siesta. Pero también es probable que salte y desaparezca para ocuparse de sus cosas. Sea como fuere, él está bien.

Nuestra hija lo dice de una manera muy simple: “Blackie necesita que lo mimen”.

En casa, no es el único que tiene esa necesidad; yo la comparto, igual que mi mujer. Sabemos que la necesidad no es exclusiva de ningún grupo de edad. No obstante, como además de padre soy docente, lo asocio en especial a los jóvenes, con su necesidad rápida e impulsiva de un abrazo, una palmada calurosa, una mano tendida, una manta arrebujada, no porque pase algo malo, no porque sea necesario hacer algo, sólo porque son así.

Hay muchísimas cosas que me gustaría hacer por todos los niños. Si pudiera hacer sólo una, sería ésta: garantizar a cada niño, en todas partes, por lo menos unos buenos mimos cada día.

Los chicos, como los gatos, necesitan un tiempo de mimos.





Fred T. Wilhelms

No hay comentarios:

Publicar un comentario