Esperaba en la plazoleta del banco del Pacífico.
El día estaba fresco.
Pacientemente me contentaba con un jugo de coco.
Son muy sabrosos. Los hacen con gran habilidad en el sector.
Mucho hielo y un pedazo de fruta son el argumento ideal para mantenerse como "con chicle".
No llegaba mi amistad.
Habíamos pactado encontrarnos pero el tiempo le cayó encima.
Bueno...miraba, observaba y me contentaba con el refresco...
De pronto un sollozo me llamó la atención.
Una señora se desesperaba.
La gente empezó a interesarse.
La gente empezó a acercarse.
Entre esos...quién escribe.
Una fuerza invisible me atrajo.
Personalmente soy muy cuidadoso con lo que miro.
No me gusta contaminar mi mente con imágenes desagradables.
Pero...ya estaba ahí.
Se trataba de una madre que con su bebé en brazos, lloraba.
No se trataba de ella, sino del niño.
Sus ojos se desorbitaban hacia el cielo y temblaba.
Vaya...convulsiones.
Una situación trágica, angustiosa y terrible para una mujer.
Una situación dolorosa para todos.
Pero...la gente es buena...!
De corazón, pude observar cómo Dios actuó con amor y compasión.
Unos...se acercaron y consolaron a la señora.
Otros...pedían ayuda.
Estotros...la acompañaron.
Uno de ellos se alejo. Paró un taxi, abrió la puerta, pagó con mucho más de lo que cuesta una carrera y envió a la desvalida al hospital. A las claras, tenía problemas económicos.
En todo eso, no faltaron quienes oraron y rogaron el perdón de Dios.
El niño se calmo y al verlo alejarse en el taxi, lo vi mejor...
Un instante de amor...
La presencia de Dios...
Las personas...la gente...en esencia es buena...!
Una acción maravillosa es el encontrar la virtud.
Una acción bien pagada por la Ley Divina es eliminar los defectos.
Un acto de buena fe, vale en mucho en oro cósmico.
Bendito Dios...!
Atentamente
Erick Bojorque Pazmiño
VÍA COMO EL BAMBÚ
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