Descubra su espacio interior
creando vacíos entre el torrente de pensamientos.
Sin esos vacíos, el pensamiento se vuelve repetitivo,
pierde toda inspiración y chispa creadora,
como sucede con la gran mayoría de las personas
del planeta.
La duración de esos vacíos no importa.
Unos cuantos segundos bastan.
Poco a poco se irán alargando por sí mismos,
sin ningún esfuerzo de su parte.
Más importante que la duración es la frecuencia,
de tal manera que haya espacios
entre las actividades diarias
y el torrente de pensamientos.
Alguien me mostró hace poco el prospecto anual
de una organización espiritual grande.
Al hojearlo me impresionó la gran diversidad de seminarios
y talleres importantes.
Me recordó el "smorgasbord",
uno de esos banquetes suecos
donde puede uno elegir entre una enorme variedad de platos.
La persona me preguntó si le podía recomendar uno o dos cursos.
"No sé", le respondí, "todos suenan muy interesantes".
"Pero sí se lo siguiente", añadí.
Tome conciencia de su respiración
tantas veces como le sea posible,
cada vez que recuerde hacerlo.
Hágalo durante un año y será un medio
de transformación mucho más poderoso
que asistir a todos esos cursos.
Y no vale nada.
Al tomar conciencia de la respiración
apartamos nuestra atención de los pensamientos
y creamos espacio.
Es una forma de generar conciencia.
Si bien la conciencia plena existe ya
como no manifiesta,
estamos aquí en el mundo
para traer la conciencia a esta dimensión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario