El post de hoy lo escribo con un cariño especial por tratarse del desayuno favorito de mi padre y del fundador de las Relaciones Públicas, Edward Bernays.
Cuando pensamos en un desayuno consistente en huevos con bacon directamente lo asociamos con EE.UU. De hecho, si viajas al otro lado del charco verás que el desayuno clásico en todos los bares, cafeterías o restaurantes es el citado. Pero ¿por qué los americanos desayunan huevos con bacon? Porque Bernays lo dijo…
Edward Bernays convenció a las grandes corporaciones americanas de que podía conseguir algo que entonces sonaba asombroso: que los consumidores compraran cosas que no necesitaban. Lo haría vinculando los productos que ellos hacían en las fábricas, a sentimientos y deseos inconscientes del ser humano.
Uno de sus múltiples clientes fue Beech-Nut Packing Company, una empresa dedicada a la distribución de productos cárnicos empaquetados, siendo el bacon su producto estrella. El objetivo de la contratación de Bernays era aumentar el consumo de bacon entre los norteamericanos. Por aquel entonces, el trabajador medio de EE.UU no tenía mucho tiempo para dedicarle al desayuno y tomaba un café o zumo rápido y una o dos tostadas. Sin embargo, en la cultura británica sí estaba bastante presente el bacon en el desayuno. Así que la idea de Bernays fue encaminarlo por ahí.
La estrategia fue la siguiente: Según un estudio, la primera comida del día debería ser la más contundente. Aprovechando que esta recomendación ya era conocida por la población, Bernays preguntó a unos cuantos médicos si firmarían una carta en la que secundaran que desayunar fuerte era mucho más saludable que comer cualquier cosa ligera. Todos dijeron que sí, así que la misma carta la remitió a un total de 5.000 médicos por todo el país, con el añadido, aquí es donde viene su toque ingenioso, de que un ejemplo de desayuno contundente podría ser huevos con bacon.
Una abrumadora mayoría se decantó por el desayuno contundente y Bernays distribuyó los resultados de su estudio entre las agencias de prensa simplificándolo todo con el titular “5.000 médicos recomiendan desayunar huevos con bacon”. Cientos de periódicos publicaron el estudio, y nació el método del anuncio de “si no me haces caso a mí, por lo menos haz caso a los expertos”, la versión moderna ahora suele ser “9 de cada 10 dentistas recomiendan”… y mucha gente se pregunta quién es ese dentista díscolo que va a contra-corriente.
El asunto se convirtió en tema de conversación y en objeto de charlas y conferencias, de modo que al final acabó calando en la opinión pública. Bernays consiguió modificar los hábitos alimenticios de toda una nación e incrementar las ganancias de quien le había contratado.
Como acabamos de ver, Bernays contó con la colaboración espontánea y desinteresada de médicos, agencias de prensa, periódicos, comités ciudadanos de salud pública, etc. Todos estos conformaron una nube que incesantemente arrojaba sus gotas sobre la opinión pública desde innumerables puntos, envolviéndola y empapándola con esas ideas. Porque una de las claves de las relaciones públicas es precisamente esa: Para que sea efectiva todas las acciones deben estar enlazadas, coordinadas de manera que alcancen a la opinión pública a través del mayor número posible de vías, para que se corroboren unas a otras pues, como decía Bernays: «Ciertos estímulos repetidos con frecuencia pueden crear un hábito o la mera reiteración de una idea puede crear una convicción».VÍA YO EVOLUCIONO
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