Si entendemos la obesidad como una defensa, la grasa es un escudo que colocamos para protegernos. El punto de nuestra anatomía que acumula la grasa nos hará intuir de qué estamos ocultándonos.
La grasa es energía estancada, un falso seguro a todo riesgo tras el cual puede esconderse la figura de una madre dominante y posesiva. Sin duda el origen de las causas de la obesidad son infinitas, a todas luces imposibles de resumir. ¿No fuimos vistos por nuestros padres? ¿No tuvimos el suficiente espacio para crecer en nuestra hermandad? etc.
Sabemos que comemos en exceso para suplir una carencia o desequilibrio emocional, no por necesidad. Incluso es posible que compartamos nuestra vida con personas también obesas, ya que la pareja no deja de ser un espejo que nos refleja.
Aprendamos de ello. De nosotros va a depender solucionarlo, o como mínimo tomar conciencia para iniciar un proceso sanador.
Plano Creativo
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