Todos sabemos que nosotros, nuestro cerebro, percibe por medio de nuestros sentidos físicos, y conforme estos, hacemos valoraciones de lo externo. Pero siempre se ha hablado de un sexto sentido que no sabemos ubicar muy bien. Se ha especulado mucho sobre dónde podría encontrarse este sexto sentido, sentido “extra” que nos ofrecería un campo más ampliado en el que nuestra consciencia podría expandirse aún más para poder comprender o hacer un mapa de ruta mucho más preciso. Y por supuesto se habla de la pineal como el vínculo que conecta con esa percepción anímica.
Todo absolutamente todo lo percibes por medio de los sentidos y estos te conforman una realidad.
Por medio del oído, oyes, sientes la vibración, se registra una necesidad. Por la vista ves una realidad, la descomposición de la luz. Por el tacto palpas lo físico, la presencia, podemos ser conscientes de la estructura, de la forma, de nuestro cuerpo. Por el gusto determinas el sabor, la textura, las necesidades internas, lo que podemos asimilar, el buen gusto. Por el olfato percibes los aromas y las sensaciones que despiertan, y también olfateas las oportunidades. Y todo en su conjunto conforma la evidente realidad que nos rodea, una realidad holográfica y tridimensional, pero sencillamente una ilusión que parece real tras el reflejo de la luz. Y ahí es donde se desarrolla nuestra experiencia de lo ilusorio. Las sensaciones físicas.
Si queremos ver tras el reflejo, tras las sensaciones físicas, tendremos que utilizar o desarrollar ese sexto sentido. ¿ Y cómo? Esa es la cuestión, habrá que invertigarlo...Pero lo cierto es que ese sexto sentido lo tienen muchos animales para orientarse y también para prevenirse ante el peligro.
Muchas personas dicen que es la intuición, pero yo diría que es más…, y más que una percepción extrasensorial o de clarividencia, “ver claro”. Y no dejo de preguntarme, ¿y si no hay un sexto sentido, sino un séptimo y un octavo sentido, etc, etc?... ¿cómo percibiríamos la vida entonces, sentiríamos que hay otra realidad distinta?
Yo diría que el sexto sentido tiene su clave en la mirada interior, en lo subatómico, en lo micro, para mí es la llave que abre la puerta a un viaje iniciático de muchos sentidos interconectados, de forma que te sustraes de la ilusión material para poder desvelar o descodificar verdaderamente el código que subyace en lo físico y quizá hasta se pueda intervenir en él e inclusive modificar.
Seguro que a todos nos encantaría tener ese sexto sentido plenamente activo para “conocer”, para precognizar, para poder modificar ciertas realidades o quizá para ponerse o poner en previoaviso sobre todo antes de que ocurran desgracias o catástrofes y sobre todo para entender un poquito más cómo es este juego de la vida, y por supuesto para evitar o minimizar el dolor innecesario, aunque sé que el plan de vida dice que; todo es correcto, todo ocurre por algo, por un bien más elevado que ni siquiera podemos vislumbrar …
Quizá el sexto sentido nos aporte la visión metafísica de ese maya o ilusión haciendo que nuestra comprensión de la vida cruce la frontera de la materialidad y de lo emocional, haciendo que todo encaje, que todo cobre sentido, que el dolor se diluya, y por supuesto el sexto sentido nos ayuda a sentir que formamos parte del Todo interconectado, de lo pre visible, antes de lo visible.
Quizá este tiempo sea el propicio para acceder a ese sentido adormecido. Sé que el hombre vive con unos potenciales inimaginables, que todavía hay un campo muy extenso en nuestra mente por descubrir, pero lo más grande reside en el motor que nos conecta con lo divino y con lo humano, con el cielo y con la Tierra, y esta chispa reside en nuestro corazón.
©Luhema
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