Como dice el psicólogo Jorge Barraca en su libro 'La mente o la vida', evitar a toda costa el recuerdo de experiencias desagradables implica paradójicamente estar siempre 'en contacto' con ellas, y de esta forma estar siempre enganchados al pasado. Por eso, para que el sufrimiento no se cronifique (ni alcance niveles patológicos) debemos vivirlo tal y como es cada vez que vuelva espontáneamente a nuestra mente. De esta forma a la larga, como no tratamos de forzar nada, la vida sigue hacia delante y con el tiempo viviremos cosas nuevas que le quitarán el 'espacio psicológico' a las anteriores (este es el mecanismo natural y adaptativo del olvido).
Para aligerar la pesada carga de un trauma hay que hacer lo mismo. Aceptar los pensamientos y sensaciones desagradables que hemos estado tratando de evitar tanto tiempo, y dejar de nuevo que la vida corra a través de nosotros llenándonos de sus nuevas experiencias y acontecimientos.
Así pues, por paradójico que resulte a primera vista, si queremos olvidar algo que no nos gusta es necesario abrirnos a ello y vivirlo con plenitud cada vez que nuestra memoria nos lo traiga automáticamente a la conciencia. Porque estar vivo es estar abierto a todo; tanto a lo que nos gusta como a lo que no nos gusta tanto. La vida incluye luces y sombras, y cuánto más profundo comprendamos esto antes nos levantaremos cuando tropecemos, antes saldremos del agujero cuando caigamos.
Poco a poco, con paciencia y aceptación.
Avanza.
VÍA EL TRASTERO DE MI MENTE
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