jueves, 31 de enero de 2013

Una mirada a lo que vendrá,,,Por Gillian MacBeth-Louthan



Uno de los muchos regalos del año 2013 es la capacidad de darle un vistazo a la posibilidad de lo que vendrá. La verdadera esencia pura de la necesidad y el deseo es tan poderosa como el nacimiento de un ser estelar. El grado energético en el que ustedes quieren (o desean) algo está alineado matemática y exponencialmente con su poder de manifestarlo. Los científicos dicen que los niños creen en la magia porque sus cerebros no pueden captar el concepto de una ley natural limitada.

Cada pensamiento que tienen, posee su propia conciencia. Dentro de cada pensamiento reside un campo electromagnético de posibilidades. Es la conciencia dentro de la conciencia. Estas posibilidades son atraídas magnéticamente hacia otras energías de similar vibración. Cuando suficientes energías forman una conexión, manifiestan en la materia al objeto de su intención. Cada pensamiento tiene un pulso vibratorio que magnetiza otros pensamientos similares. Al responder al llamado energético, comienzan a latir y entonces se conectan con la imagen inherente dentro de cada uno de ellos y crean lo que han acordado.

En otras palabras, todos los pensamientos, sin importar qué sean, tienen el potencial de manifestarse. La convicción crea un agujero de gusano vibratorio, seduciendo al pensamiento a la forma. Se ha probado que el ADN tiene su propio lenguaje, el que es muy parecido al lenguaje de los humanos. Se cree que el lenguaje humano está basado en el lenguaje de nuestro ADN interior. Cada célula de su cuerpo escucha cada palabra que pronuncian y piensan y luego crea a partir de ese diálogo. Su ADN no deja de lado nada como un pensamiento casual o lo que era solo una broma. Todo se toma a pecho y luego se encamina hacia la forma.

Su ADN cree que ustedes son el comandante en jefe, los ve como a un dios en entrenamiento y gracias a las instrucciones de los padres universales, obedece cada palabra y cada capricho. Las “cláusulas solo bromeaba” no residen en la inteligencia de la estructura del ADN, porque ella responde a todos los pensamientos y palabras. Al aprender a comunicarnos con nuestro universo interior camino a crear nuestro prometido cielo en la tierra personal, es importante tomarse tiempo para ir más despacio y estacionarse en el corazón. El estado meditativo alfa se logra sencillamente al cerrar los ojos y mirar interiormente ese único punto de pura Luz.

Al entrar en el templo interno, nuestro diálogo con nuestro ADN se escucha alto y claro sin interferencia externa. Al adentrarnos más en la comunicación con nuestra conciencia celular, descubrimos que están disponibles para nosotros infinitos conductos de creación. Estamos en nuestro templo interior observando columnas de luz y posibilidad.

Consideramos las posibilidades y sus resultados. Para nuestro ADN y primos celulares, todo y cualquier cosa es posible. El yo censura nuestros deseos más profundos creando un charco para chapotear en lugar de un océano para nadar. ¿Quiénes somos para interponernos y sabotear lo que el universo ha considerado que hagamos?

Cuando estamos en un estado refinado de comunicación del ADN utilizando las olas de luz para surfear, podemos viajar al pasado… el futuro… y todo lo que hay en el medio. Tenemos la capacidad de trascender el tiempo y el espacio. En este lugar de verdad que está conectado con todo tiempo y espacio, podemos ver qué vendrá, sanar el pasado y conectarnos con nuestras verdades más profundas.

Cuando vamos a nuestro interior, todo es posible. De nosotros depende sostener esa perla preciosa de posibilidad y no dejarla caer en nuestro mundo cotidiano. Al visitar el panorama de todo tiempo y espacio interior, aférrense a los tesoros de percepción que traigan de regreso. Esos que traen son verdades celulares. Ustedes son cuidantes de lo que podría ser, de lo que fue y de lo que será. Hónrenlas como sus más preciados tesoros. Ellas son mundos que están esperando nacer.

Gillian MacBeth-Louthan

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