Los problemas abruman.
La vida estrecha.
Las cosas suceden para el dolor.
La incertidumbre campea…
El peor enemigo es el pensamiento.
El peor enemigo es la preocupación.
El peor consejero, el miedo.
Pero, a pesar de ello…
Nos entregamos a la desesperación, a la preocupación, al desaliento.
Importante en esos momentos es recordar que “todo es perfecto en la perfección de Dios” y no existe el mal ni el bien, no existe lo correcto ni lo incorrecto, no existe la suerte ni la fortuna, solamente existe la definición de un “plan magistral” de una “sinfonía perfecta” de un “fluir maravilloso”…en un instante dado.
La inteligencia humana es simplemente un grano de arena perdido entre las dunas inmensas del desierto dorado de la inteligencia divina, su alcance es limitado y hasta burdo. Entregarse a ella, responsabilizarla de nuestro devenir es pisar roca suelta en el despeñadero. Inevitablemente caeremos al vacío del error. La solución es muy sencilla como dice parafraseando Samael Aun Weor…”dejar de pensar”.
Abandonarse en el silencio de la aceptación, en la riqueza de la observación psicológica, es la permitir que Dios actúe, es CONFIAR EN DIOS.
En silencio, en auto observación, en aparente tranquilidad, la conciencia despierta y atenta, permite tomar la oportunidad extrañada.
El parloteo constante, los razonamientos inexactos, la proyección de pensamientos, mantienen la conciencia dormida e imposibilitan asir la solución.
Confía en Dios…
Permítete disfrutar de aquello que la mente instintiva no divisa…
¡Deja de pensar…!
Atentamente
Erick Bojorque Pazmiño
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