domingo, 16 de diciembre de 2012

CUANDO TODO NOS PARECE MAL...♥





Hay momentos en los que uno se siente verdaderamente mal y en ellos, todo lo que llega hasta el oído o la vista tampoco parece gustar. Creo que incluso, tratamos de darle la forma necesaria para que encaje en nuestro malestar y justificar de este modo, el por qué seguimos con él.


A mí me pasa muy pocas veces. Pero también me sucede. Y no me gusta. Sé que hay determinados tipos de personas que encuentran en este estado una forma permanente de presentarse y relacionarse con el mundo. Qué incluso funcionan mucho mejor cuando están enfadados porque entonces tienen la atención del resto de la gente y hasta su miedo. La sensación se torna placentera cuando a través de estas actitudes de los demás ejercen una forma de soterrado poder que les mantiene instalados en su propio fango.


A mi sigue sin gustarme esta sensación de desagrado con uno mismo a la que no estoy acostumbrada. Cuando sucede, hago un repaso de lo que me ha pasado los días anteriores pero sobre todo me fijo en qué es lo que realmente me molesta, si lo que los demás han hecho o dicho o si en realidad es mi propia forma de enfrentarme a los hechos lo que no acaba de gustarme.


Aprendemos lentamente, porque una cosa es reflexionar y disertar sobre la teoría de la vida y otra muy distinta, vivirla.


Me esfuerzo en comprender a los que de todo hacen un drama y a aquellos otros que dan rienda suelta a los miedos y a las angustias más profundas porque en el fondo creo que se liberan de ellos cuando los manifiestan, cuando se hacen protagonistas del temor, de la ira o de la cólera.


Sin embargo, creo también que aquellos que siempre ponemos una sonrisa a la mañana y la procuramos mantener todo el día llevamos un peor sufrimiento. Se trata de una lucha silenciosa y callada por no sacar a la superficie los fantasmas que todos tenemos y un denotado esfuerzo por soportar la vida sin dar importancia a lo que traiga cada día para no dañar al resto.


Es ahí donde a veces se acumula la tensión por demostrarnos que podemos con todo, que no necesitamos que nos mimen y que seguimos siendo nosotros los que ofrecemos amor a raudales para que el resto se sienta bien.


Pero…, alguna vez, también necesitamos sentirnos mal para ser capaces de darnos cuenta que estamos deseando que nos cubran de besos y nos den la mano para seguir.


VÍA MIRAR LO QUE NO SE VE

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