"Las relaciones entre los hombres y los animales son todavía mal
conocidas. Es difícil discernir signos que revelen que un alma
humana está condenada a vivir en un cuerpo de animal, para
expiar las faltas cometidas en una existencia anterior. Pero es
una realidad: la ley kármica puede colocar, por un tiempo
determinado, un alma humana en un cuerpo de animal, en el que
cohabita, entonces, con el alma animal, pero sin expulsarla….
¡Cuántos tiranos son de esta forma condenados a vivir, al menos
momentáneamente, en el cuerpo de un animal! Expuestos a las
inclemencias, obligados a buscar cada día su alimento, estando
sin cesar al acecho, perseguidos, maltratados, golpeados,
experimentan lo que hicieron sufrir a los demás. Éste es su
castigo, y cuando finalmente han comprendido, su alma es
liberada. Porque no debemos perder nunca de vista que existe una
diferencia de naturaleza entre el alma humana y el alma animal a
la cual está unida por un tiempo: cuando el alma humana,
liberada, se separa de ella, el alma animal continúa viviendo su
propia vida."
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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