Nosotros hablamos constantemente que debemos llegar a un nuevo nivel de consciencia en el cual todos cuidaremos y seremos responsables de los otros. Sin embargo hasta que lleguemos a este estado, cada día salir a la calle es como ir al campo de batalla con una espada y un escudo y estas situaciones no nos llevan a sentir empatía hacia los demás, sino más bien a pensar que necesitamos una espada y un escudo más grandes. ¿Cómo llegaremos a considerar que los demás son como hermanos, si día con día vemos que debemos protegernos cada vez más e incluso llegar a la agresión?
Este tipo de relaciones diarias con los otros, aunado a las diversas crisis, es lo que causa que nos cuestionemos sobre lo que hemos conseguido con nuestro comportamiento y nuestras acciones. Qué es lo que logramos, agrediendo, peleando, comiéndonos unos a otros, si ni siquiera nos sentimos bien. El aumento del malestar nos llevará a reconocer que las cosas andan mal.
En esta época, cuando salimos a la calle a hacer nuestras compras, para ir al trabajo, constantemente tenemos que protegernos. Pero son justamente estas condiciones que nos llevan a descubrir el mal. Y la pregunta obvia sería, ¿qué es lo que obtengo como resultado? Si con ello consigo una ganancia, el control y cierta satisfacción entonces justifico mis armas, pero con el paso del tiempo iré descubriendo que de cualquier forma me siento siempre vacío y al final comprobaré que no tengo nada y que estoy sumido en este mal y que los mismos medios que empleo ni son correctos, ni me brindan plenitud. Llegaré entonces a la conclusión que todo el proceso está equivocado
http://necesitodetodos.org
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