¿Te has preguntado alguna vez porque algunas personas hacen algo y obtienen un resultado satisfactorio mientras que otras lo intentan una y otra vez sin éxito? Algunos dirán que es cuestión de suerte, yo no creo que radique ahí la diferencia. Creo que la diferencia radica en la actitud. Veamos…
Todo empieza con un deseo, algo que observo y quiero conseguir. Puede tratarse de un nuevo trabajo, una relación, que mi jefe reconozca mi trabajo, o que me cojan el teléfono cuando hago llamadas a posibles clientes.
Ese deseo genera en mí un sentimiento que puede ser positivo o negativo dependiendo de mi enfoque. Y el sentimiento, como me siento respecto a lo que deseo, produce una acción (que en ocasiones puede ser no-acción), lo que provoca un resultado.
Todo empieza con un deseo, algo que observo y quiero conseguir. Puede tratarse de un nuevo trabajo, una relación, que mi jefe reconozca mi trabajo, o que me cojan el teléfono cuando hago llamadas a posibles clientes.
Ese deseo genera en mí un sentimiento que puede ser positivo o negativo dependiendo de mi enfoque. Y el sentimiento, como me siento respecto a lo que deseo, produce una acción (que en ocasiones puede ser no-acción), lo que provoca un resultado.
Todos sabemos que las cosas son muy diferentes cuando tenemos una actitud positiva hacia algo, que cuando tenemos una actitud negativa. Todos hemos tenido días en los que parece que nos levantamos con el pie torcido y nada de lo que hacemos funciona. Y días en los que todo fluye sin esfuerzo. Entonces, ¿por qué antes de actuar no nos tomamos el tiempo de sintonizar nuestra actitud con aquello que queremos conseguir? ¿Por qué consideramos que lo más importante es la acción? La acción es importante... pero desde el lugar adecuado. En caso contrario nos estamos agotando innecesariamente.
Siguiendo con el proceso, si me siento bien llevaré a cabo acciones positivas que provocarán resultados positivos. Y de la misma forma, si me siento mal, las acciones que lleve a cabo desde ahí irán impregnadas de esa energía negativa por lo que existen muchas probabilidades de que el resultado sea también negativo.
Obsérvese que cuando digo "positivo" o "negativo" me refiero a que vayan en la dirección de mi deseo, o vayan en contra de él.
Al primer tipo de acciones podemos llamarlas “inspiradas” mientras que al segundo tipo suelo denominarlas “desesperadas”. Y las acciones “desesperadas” suelen llevar a resultados no satisfactorios además de generar un gran desgaste emocional y psicológico.
Una de las razones por las que una “acción desesperada” casi nunca lleva al resultado deseado es porque podemos cambiar de trabajo, de compañeros, de ciudad e incluso de país, pero siempre vamos con nosotros mismos.Siguiendo con el proceso, si me siento bien llevaré a cabo acciones positivas que provocarán resultados positivos. Y de la misma forma, si me siento mal, las acciones que lleve a cabo desde ahí irán impregnadas de esa energía negativa por lo que existen muchas probabilidades de que el resultado sea también negativo.
Obsérvese que cuando digo "positivo" o "negativo" me refiero a que vayan en la dirección de mi deseo, o vayan en contra de él.
Al primer tipo de acciones podemos llamarlas “inspiradas” mientras que al segundo tipo suelo denominarlas “desesperadas”. Y las acciones “desesperadas” suelen llevar a resultados no satisfactorios además de generar un gran desgaste emocional y psicológico.
© Iciar Piera Iglesias
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