viernes, 3 de agosto de 2012

EMOCIONES EQUIVOCADAS...♥

Hemos aprendido a dirigir las emociones que sentimos desde una posición equivocada que nos ha llevado a mal interpretar tanto lo que sufrimos como lo que gozamos, en muchas ocasiones.
Nos han enseñado mal. Hemos observado y hemos repetido esquemas emocionales que están muy lejos de ser los que resuelven lo que nos altera y descontrola y muy lejos también, de ser portadores de la alegría, el bienestar y la esperanza necesarias.
Cuando el dolor va de a mano de cualquier sentimiento, nos han inculcado que le aporta valor. Sin sufrimiento no hay amor, nos han dicho. Si te quieren te dirán verdades que duelan, nos repitieron. Cuando sufras aprenderás…oíamos una y otra vez.
Pareciese que sin la huella amarga del padecimiento no pudiese nadie entender que en un sentimiento hay verdad.
No asociamos la felicidad ganada a la espontaneidad de la alegría interior. No somos capaces de ligar el entusiasmo con la dicha sin buscar más razonamientos. No podemos advertir el júbilo si viene solo e incluso, si tenemos que reconocer que es así, estaremos ávidos a encontrarnos detrás la sombra del dolor que asociamos parejo.
Cuando la felicidad inunda un pedazo de nuestra vida siempre tememos que muy pronto llegue otra etapa en la que ésta se cobre el premio que nos está dando.
Nos equivocamos al esperar que el valor de los sentimientos esté en el dolor que son capaces de producir. Nos equivocamos, igualmente, cuando creemos que solamente hemos venido a sufrir…y nos volvemos a equivocar cuando definitivamente esperamos que tras la dicha llegue la desgracia como si el juez que reparte la satisfacción de ser felices nos cobrase un impagable tributo que se dilata en el tiempo y siempre queda por cobrar.
Debemos desaprender que el dolor legitima cualquier emoción y la engrandece.
Debemos de aprender que la alegría debería ser el estado natural desde que nacemos. Los niños lo saben muy bien mientras lo son pero lo pierden cuando alguien les dice por primera vez “quien te quiere te hará llorar”, “la vida es sufrimiento” o “lo que cuesta y tiene valor siempre duele”.
Tengo mala memoria. Por eso olvido rápidamente frases como éstas llenas de condena y sometimiento para mi alma, inmensamente libre y eternamente feliz.
vía MIRAR LO QUE NO SE VE

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