O hay alguien enloquecido por amasar una fortuna. Son muchos los que enloquecen, los que se obsesionan con hacer dinero, como si el propósito de su vida entera fuera únicamente agrandar cada día más las montañas de rupias. Ése parece ser el único sentido que ven a estar en este mundo: dejar atrás, el día que se mueran, grandes montañas de dinero -más grandes que las de los demás-; eso parece ser lo único que da sentido a sus vidas. Pero si una de estas personas se siente un día frustrada, proclamará que "¡el dinero es el enemigo!". Siempre que te encuentres a alguien aleccionando a los demás con estas palabras, puedes estar seguro de que antes debió de estar enloquecido con el dinero. Todavía está enloquecido, pero ahora con el extremo opuesto.
Una persona de verdad equilibrada no está en contra de nada, puesto que tampoco está a favor de nada. Si me preguntas a ver si estoy en contra del dinero, sólo puedo encogerme de hombros. No estoy en contra del dinero, ya que nunca he estado a favor de él. El dinero es útil, un medio de cambio...; no hay necesidad de enloquecer ni a favor ni en contra de él. Utilízalo si lo tienes, y si no lo tienes, disfruta de no tenerlo. Si lo tienes, úsalo, y si no lo tienes, saborea ese estado; eso es lo que haría aquél que ha comprendido: si vive en un palacio, disfruta de él, y si no tiene un palacio, disfruta de su choza; sea cual sea el caso, está contento, feliz, equilibrado. No está a favor ni en contra de los palacios. Aquél que está a favor o en contra de algo es una persona tendenciosa, es una persona que no tiene equilibrio.
El Buddha solía decirles a sus discípulos: "Simplemente sed equilibrados, y todo lo demás se hará posible por sí solo. Simplemente estad en el medio".
Osho, El libro del Yoga II, Más allá del espacio, el tiempo y el deseo
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