Azalea Esquerre
En ocasiones los seres humanos nos vamos adaptando a patrones de vida, cotidianeidad, costumbre, facilismo y/o comodidad, hundiéndonos en vidas amargas o agrias que no tenemos obligación de vivir.
A veces conseguimos momentos de escape a esa rutina que nos aleja de la felicidad sin darnos cuenta que vamos desaprovechando la oportunidad de convertir esos pequeños momentos en nuestra nueva realidad, sin ocultarlos, solo haciéndolos parte de nuestra vida, el tiempo pasa sin medida y sin poder recuperarlo.
Esta forma de vida suele desenfocarnos de lo que realmente queremos ser o hacer, cayendo en autocompadecernos o dejarnos manipular por agentes externos que han ido adquiriendo poder sobre nuestras decisiones.
¿En que punto dejamos de ser quienes realmente queremos ser para complacer a otros, para evitar enfrentamientos o simplemente por miedo a empezar de nuevo, pánico a fracasar?
Ser víctimas de nuestras propias decisiones nos pone en una perspectiva fatalista de las situaciones sin permitirnos abrir los ojos y reaccionar ante las posibles soluciones que tenemos para seguir el camino correcto.
La comodidad y seguridad no deben ser el punto de partida para la toma de decisiones de vida, reconocer desde el amor y las fortalezas cada motivo para seguir adelante son el motor que dará a nuestras vidas cambios radicales cuando sentimos que hemos perdido nuestro horizonte y esencia, sin engañarnos, sin prórrogas, sin paréntesis.
No vivamos en el futuro mientras el presente transcurre convirtiéndose en un pasado lleno de arrepentimientos… el futuro se hace presente en cada segundo que al transcurrir ya es pasado.
Fuente: http://www.inspirulina.com
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