Admite tu enojo, siéntelo plenamente, déjalo ser y luego aléjate rápidamente de él. En lugar de luchar contra tu enojo o permitir que te controle, decide sentirlo y dejarlo de lado.
Quedándote pegado al enojo, harás que te sumerja con él. Dándole lugar y luego soltándolo rápidamente, te ubicarás en una posición de fortaleza para lidiar con lo que sea que lo haya generado.
El enojo puede captar tu atención y dejarte seguir avanzando. Pero si te aferras a él por mucho rato puedes tener la certeza de que te paralizará.
A veces tu enojo puede resultar válido y otras veces, no. Ya sea que sea válido o no, casi siempre te vuelve menos efectivo y anula tu capacidad de avanzar.
El enojo a menudo hace que esas cosas hacia las cuales está dirigido, se hagan eternas. Así que la mejor estrategia es, primero, dejarlo ser y luego, dejarlo ir.
Decide ser fuerte y efectivo, poner tu energía al servicio de avanzar. Deja de lado el enojo y trepa a un nivel superior de control y efectividad.
Gabriel Sandler
No hay comentarios:
Publicar un comentario