Todos hemos oído alguna vez lo de “think big”, piensa a lo grande. “Ya que te pones piensa a lo grande”, “dispara a la luna y así aunque falles llegaras a las estrellas”, etc. Y es cierto, motivador y responsable de grandes hazañas, pero. Tiene que haber un pero, si no este artículo no existiría. Mi propia experiencia me dice que esa actitud no siempre es útil, al igual que muchas otras de las que hablaré en otra ocasión.
La principal razón por la que considero que no siempre es útil es que te puede llevar a sentirte frustrada, estancada e incapaz de seguir; sobre todo si estás comenzando algo nuevo. Si ya estás metida en algo, es una actitud muy acertada para superar los límites mentales autoimpuestos y llegar más lejos de lo que al principio pensabas. Pero cuando acabas de empezar, para algunas personas pensar así puede ser contraproducente, ya que lo único que consigues es atemorizarte más.
Eso es exactamente lo que me pasó cuando comencé mi negocio. Cuando leía o escuchaba eso de “pensar en grande” y me imaginaba el futuro de mi negocio a relativamente largo plazo, ¡me desanimaba! Porque lo veía tan lejos de mi situación que, en lugar de inspirarme, me paralizaba. En ese momento, cuando acababa de dejar mi carrera científica, todavía con mi mentalidad de becaria, pensar en un negocio de coaching a lo grande me dejaba prácticamente en coma. Por no hablar de que personalmente odio la pregunta de cómo te ves o cómo imaginas tu negocio de aquí a 5 años. Así que si a ti te pasa lo mismo, que sepas que no eres la única.
Hay momentos en los que lo que de verdad ayuda es centrarse en una visión a más corto plazo y no tan ambiciosa que, por supuesto, luego puedes ampliar y modificar a tu gusto. En estas situaciones lo más importante es tomar acción, y si una visión muy lejana de tu situación actual te paraliza aún más, céntrate mejor en una un poco más modesta pero que te inspire lo suficiente para dar los pasos necesarios. Es como si intentaras meterte en aguas profundas sin haber visto nunca el mar. Muchas personas lo harían sin dudarlo, pero para muchas otras funciona mejor mojarse primero los pies, ir adentrándose poco a poco y, cuando ya estás metida hasta la cintura y más preparada mentalmente, entonces sí, entonces te zambulles completamente.
No digo que no te plantees tu gran visión, al contrario, ¡hazlo! Porque te ayudará a abrir la mente y darte cuenta de las posibilidades, y porque a lo mejor eres de las que se inspiran y motivan ya desde el principio con una gran vision. Pero si no es así, tenla en la recámara y céntrate en algo más cercano hasta que estés lo suficientemente preparada mentalmente para volver a planteartela. Una forma de hacerlo, cuando te planteas tu visión y tus objetivos, es hacerlo a largo, corto y medio plazo. Así la “gran visión” no te paralizará porque te puedes centrar en los pasos previos, tus objetivos a corto y medio plazo. No olvides que la parte más importante es la mentalidad y te aseguro que llegará un día en la que esa visión cada vez te dará menos miedo.
¿Tú que prefieres, ir directamente a lo grande o empezar poco a poco?
Aida Baida Gil
No hay comentarios:
Publicar un comentario