La biología puede ser muy extraña. Según los expertos, estos huesos, músculos y tejidos tal vez fueron útiles para los primeros humanos, pero a nosotros en la actualidad nos sirven para muy poco o nada, y algunos de ellos ¡hasta nos causan problemas!
Revise esta lista de las partes más raras del cuerpo.
COXIS. Este hueso, el último de la columna vertebral, es el vestigio de una cola. Casi todos los mamíferos que viven en el planeta tuvieron una cola en algún momento de su vida, aunque solo fuera dentro del vientre de su madre. En los humanos, una estructura similar a una cola aún puede verse en ecografías hechas entre las semanas 14 y 22 del desarrollo embrionario.
MÚSCULOS DE LAS OREJAS. Tenemos un grupo de músculos en las orejas que nuestros antepasados primates quizás usaban para moverlas, como receptores satelitales en busca de una señal. Pero a nosotros, estos músculos prácticamente no nos sirven para nada, excepto para divertir a otras personas si somos capaces de moverlos a voluntad.
MUELAS DE JUICIO. Estas piezas dentales se parecen a los huéspedes indeseables: no tenemos mucho espacio para ellas, pero aun así ocupan uno en nuestra boca y llegan a provocar muchas molestias. Estas a veces se convierten en un dolor muy intenso, similar al de una trompada.
MÚSCULOS ERECTORES DEL VELLO (ARRECTOR PILI). Son unas suaves fibras musculares que se contraen automáticamente para hacer que se nos ponga la piel de gallina. Este refl ejo ayuda a los animales peludos a conservar el calor corporal —el pelaje atrapa el aire entre los folículos pilosos erectos—, pero como la mayoría de los humanos no somos tan velludos, nuestros arrector pili nos sirven solo para saber que debemos usar un suéter.
TETILLAS MASCULINAS. En el varón, las tetillas muy probablemente son vestigios embrionales. Al inicio de la gestación todos los fetos empiezan a desarrollar ciertas partes corporales femeninas, entre ellas los pezones, pero cuando un cromosoma Y está presente, el feto produce testosterona, se desarrolla como hombre y las partes femeninas primigenias quedan convertidas en simples vestigios decorativos.
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