lunes, 2 de septiembre de 2013

LO QUE GUARDAMOS DE VIDAS PASADAS...♥



Aunque hablemos de vidas pasadas, la realidad es que para el alma las vidas pasadas no existen como tal. Para el alma se trata de una sola vida que transcurre alternativamente en dos planos, ora en el plano físico, ora en el plano espiritual. Como nosotros desarrollamos nuestra vida consciente en el cuerpo físico nos hemos identificado de tal manera con éste que creemos que somos el cuerpo. Como además, a este cuerpo le hemos dado un nombre para identificarlo de los demás, la muerte de este cuerpo físico nos da la sensación de una vida y de un personaje pasados. Pero para el alma se trata de una sola vida y los distintos cuerpos que utiliza sólo son instrumentos o vehículos para llevar a cabo las experiencias que necesita para efectuar su evolución. Para acentuar aún más nuestra confusión nosotros nos guiamos por el tiempo físico que es lineal. Así, cuando nos referimos a un cuerpo con un nombre conocido, hablamos de una vida que transcurrió hace cincuenta, cien o mil años, por ejemplo. Pero para el alma el tiempo no existe. Todo está aquí, ahora, al mismo tiempo y, esa vida o ese cuerpo que para nosotros se extinguió hace mil años, para el alma es como si acabara de acontecer o quizás esté aconteciendo todavía. Por lo tanto, aunque sigamos hablando de vidas pasadas porque así es como lo entendemos y como ya está establecido, sería más propio denominar a esta terapia como “Terapia de Experiencias en Cuerpos Pasados”.

El siguiente concepto a aprender deriva del anterior. Para el alma los distintos cuerpos que utiliza son como ropajes. De la misma manera que yo me cambio de ropa sin dejar de ser quien soy, de igual forma, al cambiar de cuerpo, el alma sigue con su identidad original. Igualmente, si estoy triste o deprimido por alguna situación, aunque me compre ropa nueva, fina y elegante, mis problemas no se resolverán por el sólo hecho de cambiarme de traje. Con el alma sucede algo similar. Por cambiar de cuerpo no se terminan los conflictos y las experiencias traumáticas que quedaron sin resolver. Al reencarnar en un nuevo cuerpo el alma trae consigo todas las emociones y sensaciones que no fueron resueltas y, de una ú otra manera, reproducirá en su nuevo cuerpo las condiciones físicas, emocionales y mentales de la experiencia original. Esto significa que, en ocasiones, algunas enfermedades orgánicas incluyendo el cáncer son una forma de reproducir una situación que no fue resuelta por el alma.

El próximo concepto es muy importante y está ligado a las premisas anteriores. Se trata del atrapamiento de la conciencia. Generalmente esto ocurre cuando la muerte en una vida anterior tuvo lugar en circunstancias muy dolorosas, terriblemente insoportables y especialmente si la muerte fue precedida por una larga agonía. Imaginemos a una persona que está siendo torturada hasta morir en la Edad Media. Sus verdugos quieren arrancarle alguna confesión, pero ella se resiste y la agresión al cuerpo físico y la presión sobre la psiquis van en aumento hasta que finalmente se produce la muerte. Durante la tortura, el dolor físico y psíquico son extremadamente insoportables. Mientras está siendo torturada, la persona experimenta dolor, pánico, desesperación, rabia, odio, injusticia, impotencia, indefensión. Al mismo tiempo está pensando: “No voy a hablar”, “No voy a decir nada”, “No puedo salir de esto”, “Tengo que esperar a morirme”, “No me muero nunca”, “Me voy a vengar”, “Me las van a pagar”. En una circunstancia así la muerte se produce coincidentemente con el pico de todas estas sensaciones y emociones. En el momento en que el alma abandona el cuerpo físico, la conciencia está tan inmersa y tan absorbida por todas estas sensaciones que ni siquiera se da cuenta de que el cuerpo se murió. Esto se ve agravado por la lucha de la conciencia por sobrevivir y la forma de hacerlo es permanecer en la mente separándose del cuerpo para no sentir el dolor o bien todo lo contrario, aferrarse al dolor porque mientras siente el dolor está viva. En cualquier caso el resultado es el mismo. La conciencia no se da cuenta de que el cuerpo físico se murió y queda atrapada en ese instante del tiempo y del espacio. El resultado de esto es que mientras la persona está aquí, viviendo ésta vida, una parte de su conciencia está atrapada en otro tiempo y en otro lugar.

Entonces, aquí viene el concepto más importante que es consecuencia directa de todo esto que hemos visto. Lo que yo debo comprender y debo reconocer como terapeuta es que cuando una persona me consulta por un síntoma bien definido ya está en regresión y, por lo tanto, no tengo que hacer nada para enviar a esta persona al pasado por la sencilla razón de que ella ya está allí, todo el tiempo, aunque no tenga conciencia de ello. Si una persona me consulta porque cada vez que tiene que tomar un ascensor se ahoga y siente que se va a morir, yo tengo que saber que las sensaciones de ahogo, asfixia, pánico y sensación de muerte inminente son la manifestación física de un evento que está ocurriendo en el plano subconsciente y que la persona o más bien, una parte de su conciencia, todavía no terminó de morir en esa experiencia. Tal vez quedó atrapada en el derrumbe de una mina o en un terremoto o fue enterrada viva. No lo sé, pero lo que sí sé es que todo lo que tengo que hacer es ayudar a esa persona a traer esa experiencia al plano de la conciencia cotidiana y completar la muerte de ese cuerpo aquí y ahora para que, finalmente, pueda liberarse el fragmento de conciencia que allí quedó atrapado.

Ahora que sabemos que hay partes de nuestra conciencia que están viviendo en otro tiempo y en otra realidad podemos entender también que, aunque sigamos hablando de regresión, tampoco se trata de una verdadera regresión dado que la persona no regresa a ningún lado sino que ha estado allí todo el tiempo. Personalmente, cuando hablo de regresión me estoy refiriendo a la experiencia terapéutica en sí misma.

Por el Dr. José Luis Cabouli




VÍA LUZ ARCOÍRIS

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