La iglesia Católica, les prohíbe la palabra.
Los fundamentalistas musulmanes, les mutilan el sexo y les tapan la cara.
Los judíos muy ortodoxos empiezan el día agradeciendo: “Gracias Señor por no haberme hecho mujer”.
Saben coser.
Saben bordar.
Saben sufrir y cocinar.
Hijas obedientes.
Madres abnegadas.
Esposas resignadas.
Durante siglos o milenios ha sido así, aunque de su pasado sabemos poco.
Ecos de voces masculinas. Sombras de otros cuerpos.
Para elogiar a un prócer se dice: “Detrás de todo gran hombre hubo una mujer”, reduciendo a la mujer a la triste condición de respaldo de silla.
Eduardo Galeano
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