viernes, 12 de julio de 2013

Aprendiendo a reconocer nuestra energía sexual...♥



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Cuando está mal dirigido, el impulso sexual puede ser tan fuerte y apremiante que llegas a arriesgar todo, incluso libertad y reputación, para expresarlo. Cuando esta fuerza es transmutada y dirigida de manera positiva puede ser una fuente inspiradora y creativa en cualquier aspecto y actividad artística, profesional, de relación amorosa y/o sexual, o para desarrollar una presencia fuerte, irresistible y magnética.
El humano es el único animal capaz de dirigir su energía sexual donde desee por medio de la imaginación. Es la única especie que consigue alcanzar las cimas del éxtasis sexual desde su cerebro. La cuestión es cómo dirigir esa energía para conseguir un manantial de constante creación. Algunos deciden usarla abusiva y negativamente; otros, simplemente, la desperdician, indiscriminadamente, entregándose a todo tipo de excesos, y dispersándola. Eso deviene en el desequilibrio emocional y el desgaste de la salud y la vitalidad.
Hay muchos modos de expresar esta energía. Si está bien canalizada, la energía sexual puede ser la mayor fuente de pasión, de alegría, de felicidad, de sanación, de creación… Podemos usarla para generar, regenerar y mantener cualquier cosa que nos propongamos: para transformar una vida mediocre en admirable, para transmutar la tensión y el fracaso en paz, éxito y realización, para escribir un libro, para fregar los platos o preparar una comida, o para curarnos cualquier enfermedad. La energía sexual es así de poderosa. Gracias a la energía sexual podemos generar, regenerar y mantener cualquier cosa que nos propongamos
Hay un sin fin de técnicas para activar e incrementar estas vibraciones mentales. La mente responde con facilidad al amor, la amistad, la música, la danza…, pero también responde al miedo, los celos, las drogas, al dolor… Sin embargo, el estímulo más intenso que late en nosotros es el deseo de expresar la energía sexual. Cuando la combinamos con el amor, se convierte en la energía más potente y poderosa de todas. Y, sólo es impecable cuando la expresamos con discriminación y sabiduría; con comprensión y compasión.
Somos seres sociales y necesitamos referencias para vivir. Todos estamos interconectados; de modo, que nada es más importante que las relaciones. Establecer relaciones armoniosas en todos los ámbitos de la vida es el objetivo de aprender a reconocer y canalizar, adecuadamente, nuestra energía sexual. Este proceso nos lleva al equilibrio de todos los opuestos aparentes: masculino y femenino, luz y oscuridad, actividad y reposo, electricidad y magnetismo… Y cuando esa armonía se instaura en nosotros, estamos centrados y no desbocados, y nos convertimos en maestros de la alquimia. Cuando esa armonía se instaura en nosotros, estamos centrados y no desbocados, y nos convertimos en maestros de la alquimia
Las energías masculinas y femeninas que hay en la naturaleza – y que también están en mí- siempre se mueven hacia el equilibrio. La naturaleza está llena de energía sexual creativa y vivificante, la vida surge cuando equilibramos esas fuerzas: lo masculino y femenino, siva y shakti, el yin y el yang. Estos mismos principios son aplicables a las relaciones humanas.

Órbita microcósmica

El objetivo de esta técnica es alinearnos con la estructura del universo. Somos tres fuerzas, la fuerza del cielo, la fuerza de lo humano y la fuerza de la tierra. Entonces, necesitamos, primero, establecer la simetría de esas tres fuerzas que soy yo. Es igual que decir que necesitamos unificar nuestras partes aparentemente separadas: ideas, emociones, pensamientos, cuerpo físico… El primer paso para trabajar con la energía interna es la meditación de la órbita microcósmica. Esta meditación nos entrena a sentir, dirigir y cultivar la energía, y es esencial para todas las demás técnicas. La órbita microcósmica nos entrena a sentir, dirigir y cultivar la energía, y es esencial para todas las demás técnicas.
La órbita microcósmica es el principal canal energético y nutre al resto de canales y meridianos del cuerpo. Podríamos decir que este es el primer canal que se forma cuando un ser es engendrado como un soplo con-formado. La circulación fluida de la energía dentro de este canal es indispensable, elimina bloqueos y activa el qi (flujo vital) que reaviva el cuerpo. Con esta práctica reconocemos la sensación que produce el qi cuando movemos la intención de la energía por los nadis principales: sushumna, ida y pingala, el centro microcósmico donde se conectan y superponen el cuerpo físico y el energético.
La órbita microcósmica incrementa drásticamente nuestra cantidad de energía interna.

La Práctica:

Parte 1 | conectar: Nos sentamos con la espalda recta, los hombros relajados y las manos sobre el regazo con las palmas abiertas hacia arriba en señal de aceptación y de entrega a la existencia. Los ojos están cerrados; o semicerrados, perdidos en el infinito. Es importante atender a la respiración abdominal, siempre aspirando y exhalando por la nariz, suave y silenciosamente. Así, llevamos el aire directamente al abdomen y sentimos como éste se abomba y expande, luego, el aire hacia arriba, a los pulmones y clavículas. La mente debe estar suelta, dejando que los pensamientos se sustituyan uno tras otro sin quedarnos enganchados en ninguno, como si de un río de pensamientos se tratase.
Parte 2 | darse cuenta: Ahora, con la mente más calmada y centrados en la respiración, emprendemos viaje hacia las profundidades. Si sostenemos este estado de relajación y atención, tendremos la oportunidad de ver como emerge el Observador que todos llevamos dentro, y que nos ayudará a dar nuestros primeros pasos hacia una nueva forma de Consciencia, pero eso será poco a poco, como fruto de la constancia en la práctica diaria. De momento, nos vamos a conformar con no descuidar la atención en la respiración, puente que nos une al inconsciente y a la vida, y con mantener el ritmo y el centramiento. Cada vez que nos demos cuenta de que estamos pensando, podremos regresar al Centro, restableciendo el ritmo de la respiración abdominal. Esto nos ayudará a dar nuestros primeros pasos hacia una nueva forma de Consciencia, pero eso será, poco a poco, como fruto de la constancia en la práctica diaria.
Parte 3 | movimiento: No es difícil mover la energía. No se necesita de ningún esfuerzo extraordinario ni de un poder especial, todos tenemos ese poder y, de hecho, todos lo utilizamos continuamente, aunque no seamos conscientes de ello. La energía se mueve con nuestra intención. Allí donde colocamos nuestra atención está nuestra energía de inmediato, e incluso, cuando ya hemos comprendido el mecanismo, percibimos que mucho antes que el propio pensamiento.
Busco una posición de quietud donde establecerme y relajarme; desde la que contemplo desde mi templo el ritmo de mi respiración y me hago consciente de cómo la energía vital básica vibra en todo mi ser. En cada inspiración tomo el aliento de la vida y me doy a la existencia en cada espiración, mientras que en el intervalo de ambos movimientos puedo recuperar el recuerdo de quién soy y qué he venido a hacer… Ahora sólo queda sentir, sentir y sentir… Y no juzgar nada.

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