Una vez Asrael, el ángel de la muerte, entró en casa de Salomón y fijó su mirada en uno de los amigos de éste.El amigo preguntó:–¿Quién es?–El ángel de la muerte –respondió Salomón.–Parece que ha fijado sus ojos en mí –continuó el amigo–. Ordena entonces al viento que me lleve consigo y me pose en la India.Salomón así lo hizo. Entonces habló el ángel:–Si lo miré tanto tiempo fue porque me sorprendió verle aquí, puesto que he recibido orden de ir a buscar su alma a la India, y, sin embargo, estaba en tu casa, en Canaán.
Leído en el Libro de la Imaginación de Edmundo Valadés, original de Beidhawi.
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