Adolfo Ganett, famoso médico inglés del siglo pasado, tuvo una revelación maravillosa en su clínica de Londres: un enfermo le comunicó que había averiguado, en un sueño azul, que la muerte era solamente una infinita galería de retratos.—Quien encuentre el suyo entre los millones de rostros desaparecidos— agregó el confidente —podrá reencarnar.Ganett murió en 1895, en Escocia. En su lecho final, el rostro le sonreía con dulce misterio de quien espera emprender una gratísima búsqueda.
Leído en el Libro de la Imaginación de Edmundo Valadés, original de César Acosta.
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