Un día le dijo.” Tus ojos miran a todo el mundo’. Entonces, le arrancó los ojos.
Después le dijo.” Con tus manos puedes hacer gestos de invitación’ Y le cortó las manos.
”Todavía puede hablar con otros’, pensó. Y le extirpó la lengua.
Luego, para impedirle sonreír a los eventuales admiradores, le arrancó todos los dientes.
Por último, le cortó las piernas.
”De este modo —se dijo— estaré más tranquilo.’
Solamente entonces pudo dejar sin vigilancia a la joven muchacha que amaba.” Ella es fea —pensaba—, pero al menos, será mía hasta la muerte.’
Un día volvió a la casa y no encontró a la joven muchacha: ella había desaparecido, raptada por un exhibidor de fenómenos.
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