Había una vez un hombre a quien amaban porque contaba historias. Todas las mañanas salía de su aldea, y cuando volvía al atardecer, los trabajadores, cansados de haber trajinado todo el día, se agrupaban junto a él y le decían:
-¡Vamos! Cuéntanos qué has visto hoy.
Y él contaba.
-He visto en el bosque un fauno que tañía la flauta y hacía bailar una ronda de pequeños silfos.
-Cuéntanos más. ¿Qué has visto?- decían los hombres.
-Cuando llegué a la orilla del mar vi tres sirenas, al borde de las olas, que con un peine de oro peinaban sus cabellos verdes.
Y los hombres lo amaban porque les contaba historias. Una mañana dejó su aldea como todas las mañanas; pero cuando llegó a la orilla del mar, he aquí que vio tres sirenas, tres sirenas al borde de las olas, que peinaban con un peine de oro sus cabellos verdes. Y continuando su paseo, cuando llegó al bosque vio un fauno que tañía la flauta a una ronda de silfos.
Ese atardecer, cuando volvió a su aldea y le dijeron, como las otras noches:
-¡Vamos! Cuenta, ¿qué has visto?
Él contestó:
-No he visto nada
Leído en el Libro de la Imaginación de Edmundo Valadez. Cuento original de Oscar Wilde.
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