Qué triste sería el mundo si todo estuviera hecho, si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.
Gabriela Mistral
En esta casa en común llamada mundo, compartimos nuestra habitación con millones de personas. Diariamente tenemos la oportunidad de hacer que esta experiencia sea más plena para todos.
En momentos nos toca limpiar la sala, barrer el piso de la entrada o hacer la comida. Siempre hay oportunidades para poner nuestro granito de arena y hacer placentera nuestra estancia.
Como en cualquier hogar, es importante tener obligaciones, derechos y responsabilidades. Necesitamos la tolerancia, apertura mental y la comunicación; pero no podemos dejar a un lado el ingrediente característico de las personas iluminadas, la cualidad de todos aquellos que hacen cambios en este mundo: SERVIR.
¿Servir? Si querido lector, leíste bien. Vaya verbo ¿no? No dice en ningún momento ser servido o que me atiendan, dice SERVIR.
El ser humano es fundamentalmente bueno, diría Catón. Y porque es bueno, tiene en el fondo de su corazón la intención de hacer algo por los demás. La diferencia aparece cuando esa intención se convierte en acción
No esperes grandes oportunidades, majestuosas campañas. Porque mientras, hay muchos consuelos que quedan sin darse, muchas lágrimas que no se enjugan, muchos favores que no se hacen, muchos problemas que no se resuelven.
Sólo los grandes sirven. Sólo ellos se atreven a “rebajarse”. Pero al final de la vida, son los que marcan el camino.
DAVID MONSALVO
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