sábado, 29 de junio de 2013

¿QUIÉN CUIDA AL CUIDADOR...?

***




Es necesario preguntarse lo siguiente: ¿QUIÉN CUIDA EL CUIDADOR? El cuidador es una persona con sentimientos y emociones, sensible a todo lo que sucede a su alrededor, y por lo tanto, al igual que el resto de los humanos, es un mundo por descubrir.

El cuidador, como diría Mario Alonso Puig, necesita reinventarse y atreverse a comenzar de nuevo tantas veces como sea necesario. Y es que la persona que cuida, en este largo viaje que emprende acompañando al enfermo, también inicia un viaje hacia su interior, hacia el propio conocimiento de uno mismo.

Por eso, a medida que transcurren los cuidados, también despertará sus emociones y aprenderá a encender luces en aquellos lugares oscuros de su alma donde nunca antes, por miedo o desconocimiento, se había atrevido a explorar. “El cuidador que todavía no sabe nada de sus emociones, el que está dando tumbos en la oscuridad, aquel cuya sonrisa sólo es una sonrisa pintada en los labios, no puede ayudar a la otra persona. Aún con las mejores intenciones, esto no es posible.” (La brújula del cuidador. Pág. 51).

Por lo tanto, la primera persona que cuida al cuidador es el propio cuidador. Porque sólo aquellos cuidadores y cuidadoras que tengan un profundo conocimiento de sí mismo serán capaces de aceptar sus limitaciones y pedir ayuda. Y pedir ayuda, tanto a familiares, como a centros o cuidadores profesionales, no es un signo de debilidad sino de inteligencia. Y es que olvidarnos de la ayuda que nos pueden ofrecer los demás no tiene sentido.

Aunque, por otro lado, un cuidador inteligente no solamente debe saber delegar tareas a su entorno; también tiene que tener un amplio sentido de la organización. Ser organizado no sólo tiene que servir para realizar con satisfacción su trabajo, sino también para llevar a cabo alguna actividad que le ayude a desconectar de la rutina diaria. Acudir a grupos de ayuda mutua, aprender técnicas de relajación, apuntarse algún taller o realizar ejercicio le ayudará a relacionarse con otras personas y a brillar con más intensidad en sus acciones.

Aristóteles ya definió al hombre como un ser social por naturaleza (zoon plitikon). Y el cuidador es un ser social y plural. Por eso, el cuidador, en beneficio de su equilibrio y adaptación, y lejos de aislarse con los cuidados, necesita socializarse con otras personas para su supervivencia. Y es que son precisamente las personas que conocerá en las diferentes actividades (ya sea por ejemplo de yoga, natación o pintura) las que mediante la socialización y la interactuación estarán también cuidando al cuidador.

El “autosacrificio total” y el aislamiento sólo puede conducir a la persona que cuida a caer también enferma. La vida humana es vida social. En resumen, es una decisión personal de cada cuidador encontrar esa brújula interior que le permita caminar con optimismo y confianza por los escarpados senderos de la enfermad. Pero tiene que saber que, aunque cada brújula es individual, puesto que las necesidades de cada individuo como seres únicos que somos son diferentes, está acompañado y tiene la ayuda tanto de otros seres queridos como de profesionales.

También debemos de recordar que el cuidador está catalogado dentro de la categoría de los superhéroes. Pero los verdaderos superhéroes no tienen capa ni vuelan, sino que tienen la valentía de afrontar el reto de conocerse a sí mismo y reconocer sus límites y sus necesidades. Ellos son nuestros auténticos superhéroes del siglo XXI.

http://brujulacuidador.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario