Hay que ver la cantidad de historias humanas y conmovedoras que puede haber tras una cicatriz. Las cicatrices no gustan a nadie, ¿verdad? Salvo que ésta haya sido para traer un hijo al mundo; que es diferente. Son la seña de que algo se quebró por dentro, que algo tuvo que ser extirpado. Pero quiero transmutar ese sentimiento que pueden estar atravesando algunas personas y transformarlo en poder.
Una cicatriz marca desde luego un antes y un después… y además es difícil encontrarse cada día con ese surco en tu piel, sí, lo es. Es complicado de asumir para ti, para tu pareja, para los que están contigo…, pero el amor salva los obstáculos, con amor ésta llega a desaparecer y se convierte en otra cosa, (piénsalo así aunque te cueste hacerlo). La cicatriz con el tiempo se convierte en la enfermedad superada, en el valor, en el tesón, en toda una etapa de emociones y miedos vencidos, has cicatrizado el dolor y el surco que todo eso dejó en tu piel, es la huella de una experiencia vivida, “tu experiencia”, y a pesar de los pesares, esa cicatriz te está diciendo que estás aquí, ¡es la gran victoria! pudiste con ello, y como gran guerrera o guerrero sigues abriéndote paso en la vida. Quizá viste de cerca a la muerte, pero esta no llegó a tocarte, al contrario, te hizo más fuerte, así que adelante, no decaigas nunca.
Ahora piensa que esas o esa cicatriz marca un surco, pero el de superación, valentía y mucho más…, que sólo tú sabes. De ahí que si tienes que lucir tus cicatrices porque éstas son visibles, hazlo con orgullo, ya que ellas son el cauce por el que pasaron tus emociones y desembocaron en lo que eres ahora, una persona transformada, llena de ti. Y ahora, cada vez que te mires en el espejo o pases tus dedos recorriéndola, apórtale luz, recuerda todas las cosas buenas que surgieron de las dificultades mientras esta cicatriz se iba sanado.
A todos los hombres y mujeres que están superando una enfermedad que deja huella.
©Luhema
No hay comentarios:
Publicar un comentario