Si no recibes dinero de tus fuentes habituales, pídelo de otras, inhabituales. Deja que venga de otros lugares del mundo, de otras personas, de fuentes inesperadas. Cuando mires a tu alrededor y veas que no recibes lo que deseas, pide que se abran para ti todos los canales económicos. Cuando sólo estás dispuesto a aceptar algo de una fuente en concreto, cierras todos los demás caminos por los que esto pudiera alcanzarte.
También recuerda que las circunstancias de tu vida pueden mejorar de la noche a la mañana. No hace falta tiempo para cambiar las circunstancias que rodean tu prosperidad, salvo que tú creas que el tiempo es necesario. Quizá recuerdes algún momento en el que estuvieras preocupado por el dinero y que, al día siguiente, sucedió algo que disipó tus miedos. Si tu situación económica te deprime, recuerda que es sólo algo transitorio y que las circunstancias pueden cambiar.
Piensa en todas las ocasiones en las que recibiste dinero o algo que deseabas de modo totalmente inesperado, como de milagro. Cuanto más estés dispuesto a albergar pensamientos positivos, escuchar a los consejos de tu interior y actuar en consecuencia, confiar y tener fe en ti mismo y comprometerte con tu causa superior, más milagros atraerás en tu vida.
El milagro más grande es la propia vida. Tú eres el milagro y puedes crear todo lo que deseas, que es otro gran milagro. No existen barreras, no hay límites a lo que puedes tener. El único límite es tu imaginación, lo que puedes visualizar, pedir y creer posible tener.
Sanaya Roman y Duane Packer
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