Cuando la mujer era una niña, vió una pequeña flor creciendo de forma casi imposible en la grieta de una acera. Se inclinó y tomandola entre sus manos le dió su completo amor incondicional y atención. Cuando la niña llegó a ser una mujer y tuvo su experiencia de casi muerte, durante la revisión descubrió que este incidente con la flor fue el evento más importante de toda su vida. La razón es que fue el momento donde ella expresó su amor en la forma más pura e incondicional.
Este ejemplo es uno de mis preferidos porque muestra de una forma clara un principio que aparece en muchas revisiones de vida. El principio es que las acciones que pensamos que no tienen importancia pueden ser los más grandes hechos que hemos efectuado. Incondicionales y espontaneos actos de amor son los más valiosos que podemos hacer, incluso si van dirigidos a una pequeña flor.
De un texto de Kevin Williams
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