No te dejes atrapar por superficialidades espirituales.
Cantar no es más sagrado que escuchar el murmullo del arroyo, pasar entre tus dedos las cuentas de un rosario no es más sagrado que respirar, vestir hábitos religiosos no es más espiritual que usar ropa de trabajo.
Mejor encuentra satisfacción en la práctica de la virtud.
Si das de manera generosa y anónima, iluminarás tu oscuridad interior y tu virtuosismo se convertirá en santuario que te beneficiará a ti y a los demás.
En el terreno de los pensamientos y de las ideologías nada es absoluto.
La mayoría de las religiones refuerzan los apegos que se tiene a los falsos conceptos.
Si te la pasas rindiendo culto a deidades y a instituciones religiosas como si fueran la fuente de la verdad sutil, colocarás intermediarios entre lo divino y tú y acabarás siendo un mendigo que busca afuera lo que abunda en el interior de su corazón.
Las técnicas contemplativas que conducen a la inmortalidad y a la Iluminación, sólo pueden ser comprendidas por los que han roto los lazos que los conectan con el espeso reino mundano de la dualidad y de los dogmas.
No traces una línea entre lo que es espiritual y lo que no lo es. Si separas tu vida espiritual de tu vida ordinaria, no estarás en el Sendero.
La suprema verdad no puede expresarse con palabras. Por eso, el verdadero maestro no tiene nada que decir y, simplemente, sin preocuparse, se da a sí mismo en el servicio que presta.
Las enseñanzas del Maestro no son la medicina; son sólo la receta. El mentor no te lleva a tu destino, sólo te da el mapa que te servirá de guía para que lo encuentres.
Un ser integral no ambiciona iluminar a los que no son conscientes ni pretende elevar al reino de lo divino a las personas mundanas. Para él no existe yo y el otro; por tanto, no hay nadie a quien elevar.
No creas que alcanzarás la verdad acumulando conocimientos. El conocimiento engendra a la duda, y la duda te hace tener hambre de más conocimientos.
Trata de vivir de una manera holística. No exageres la importancia del intelecto. Al contrario: integra mente, cuerpo y espíritu en todas las cosas. Si lo haces, llegarás a ser maestro del conocimiento, en lugar de ser víctima de los conceptos.
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