domingo, 16 de octubre de 2011

CAMINOS PARA CURAR AL CUERPO EMOCIONAL...♥



Comienza en ese amor a Dios (o como llames a esa perfecta guía que habita en nuestro interior), escuchando al Ser Superior que habita dentro de todo ser humano

y que es inherente a todo lo que vive.

La realización se logra amándose y aceptándose. Somos lo que elegimos ser.

Y el armonizarse trae como consecuencia amar desapegadamente a todos los seres que nos rodean. Entender que por alguna razón estamos relacionados. Y que tenemos que aprender uno del otro. Tanto de los aciertos como de los errores.

Lo principal es perdonar y perdonar y perdonar. El perdón nos libera del otro.

Permite que la energía circule. Nos libra de aquellas enfermedades generadas

por el odio, esas úlceras y cánceres nacidos en sentimientos tragados, detenidos, masticados. En cambio al perdonar nos liberamos de ataduras, dejando los acontecimientos correr como en un río de aguas que fluyen.

El amor desapegado permite caminar junto a otro sin experimentar sentimientos dolorosos como los celos, la posesividad. Saber que con quien tenemos que estar, estaremos, ya que nuestra relación se desarrollará libremente, con naturalidad.

Dicen que lo que a uno le pertenece no se lo puede perder aunque se lo tire.

Nuestra sociedad ha visto degenerarse las relaciones de pareja .El siglo XXI pide a gritos} la creación de nuevos paradigmas, que sustenten una conducta general. Donde los individuos no estemos condenados a una esquizofrenia social, la que llegó a parecer inevitable. Sino que cultivemos los vínculos, entendiendo que a los amigos uno los elige por afinidad, pero que la familia la hereda para así aprender a tolerar, aceptar, transformar. Que el amor guíe las relaciones humanas. Sabiendo que al criticar estamos condenando por soberbia, porque bien dijo Jesús *No juzgar para no ser juzgados*. Concienciandonos que lo que más suele molestarnos de los otros son nuestros propios defectos. Es que somos espejos unos de los otros. No lo olvidemos.

Y en realidad dejemos de luchar y también de condenar y fluyamos día a día en la magia del aquí y ahora.

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