¿Buscas ascender a una dimensión superior, más pura y cristalina? ¿Aspiras llegar a una nueva forma de vida? ¡Corta el lazo que te ata a esta 3ª. dimensión!
¿Sigues lamentándote por la herencia familiar que no te han compartido? ¿Continúas indignado ante la falta de amor que tus padres muestran hacia ti, en comparación al que prodigan al resto de tus hermanos?
¿Te indigna aún la traición de aquél compañero tuyo de trabajo al bloquearte el acceso a ese nuevo puesto? ¿Cuántos atropellos más hassufrido? ¡Qué ciego has estado!
En vez de recriminar esas acciones y situaciones, debieras agradecerlas. Han sido facilitadores del camino hacia tu apertura de consciencia, para que hicieras poco a poco tuya, la riqueza del desapego.
Lo sabes en tu mente, pero necesitas llegar a vivirlo desde el corazón: eres espíritu y, como tal, no debes encadenarte a los bienes de la materia en esta 3ª. dimensión.
Asciende. Despierta realmente. Acude a tu luz, no a tu oscuridad. Acude a tu paz interior, no al desasociego exterior. Acude a tu libertad, no a la esclavitud de tus posesiones. Reconócete pasajero eterno en esta Tierra. Suelta tristeza y melancolía por los oropeles de este denso plano.
Cual personaje en el escenario de la vida, ve quitándote, capa por capa, los atavíos que te han cubierto en un momento dado y te han dado el sentir de seguridad: posición económica, rango profesional, afectos que atan…
Estás anclado todavía a un cuerpo físico que demanda casa y cobijo con sus consecuentes necesidades económicas. Todo ello es bien cierto. Pero cierto también es que necesitas lograr el cambio de conexión a otra forma de comprender tu abastecimiento.
No necesitas más luchar por conseguirlo y ganar el pan con el sudor de tu frente. Esa fue la vieja historia de la vieja dimensión. Una vez que te sabes espíritu, necesitas confiar. Dejar de lado toda pesadumbre. Salir del lado oscuro del escenario, actuar tu verdadero papel como hijo de la luz, y todo el bien y la abundancia comenzarán a manifestarse en tu vida.
Estarás desapegado. Confiado. Seguirás físicamente en la 3ª. dimensión, pero te moverás ya conscientemente en la 5ª. dimensión, fuera de sentimientos y emociones que no te corresponden más.
Sábete, desde ya, infinitamente rico porque no necesitas nada. Porque tu riqueza y tu plenitud surgen de ti mismo, de tu propia consciencia de luz. Ya no es necesario aspirar a una dimensión superior, ¡ya estás en ella! Ya no buscarás más la luz, te habrás redescubierto en ella.
Entonces, puedes ser un Ser ascendido tocando aún la 3ª dimensión con tu corporificación física, pero tu amoroso y desprendido comportamiento te delata ya en una dimensión más alta.
Acceder no significa subir o transportarte a otro sitio con tu cuerpo físico. Más bien se refiere a purificarlo. Limpiarlo de los lastres del enojo, el resentimiento, la crítica, el sentir de pobreza o la autocompasión.
Ascender es ya no buscar contrarios ni contraposiciones. Es encontrarte en paz en donde estés, sin deseos de cambiar nada, ni juzgar cosa alguna. Es ir a tu interior por todo lo que buscas. Es acudir a tu propia luz...
Elvira G.
¿Sigues lamentándote por la herencia familiar que no te han compartido? ¿Continúas indignado ante la falta de amor que tus padres muestran hacia ti, en comparación al que prodigan al resto de tus hermanos?
¿Te indigna aún la traición de aquél compañero tuyo de trabajo al bloquearte el acceso a ese nuevo puesto? ¿Cuántos atropellos más hassufrido? ¡Qué ciego has estado!
En vez de recriminar esas acciones y situaciones, debieras agradecerlas. Han sido facilitadores del camino hacia tu apertura de consciencia, para que hicieras poco a poco tuya, la riqueza del desapego.
Lo sabes en tu mente, pero necesitas llegar a vivirlo desde el corazón: eres espíritu y, como tal, no debes encadenarte a los bienes de la materia en esta 3ª. dimensión.
Asciende. Despierta realmente. Acude a tu luz, no a tu oscuridad. Acude a tu paz interior, no al desasociego exterior. Acude a tu libertad, no a la esclavitud de tus posesiones. Reconócete pasajero eterno en esta Tierra. Suelta tristeza y melancolía por los oropeles de este denso plano.
Cual personaje en el escenario de la vida, ve quitándote, capa por capa, los atavíos que te han cubierto en un momento dado y te han dado el sentir de seguridad: posición económica, rango profesional, afectos que atan…
Estás anclado todavía a un cuerpo físico que demanda casa y cobijo con sus consecuentes necesidades económicas. Todo ello es bien cierto. Pero cierto también es que necesitas lograr el cambio de conexión a otra forma de comprender tu abastecimiento.
No necesitas más luchar por conseguirlo y ganar el pan con el sudor de tu frente. Esa fue la vieja historia de la vieja dimensión. Una vez que te sabes espíritu, necesitas confiar. Dejar de lado toda pesadumbre. Salir del lado oscuro del escenario, actuar tu verdadero papel como hijo de la luz, y todo el bien y la abundancia comenzarán a manifestarse en tu vida.
Estarás desapegado. Confiado. Seguirás físicamente en la 3ª. dimensión, pero te moverás ya conscientemente en la 5ª. dimensión, fuera de sentimientos y emociones que no te corresponden más.
Sábete, desde ya, infinitamente rico porque no necesitas nada. Porque tu riqueza y tu plenitud surgen de ti mismo, de tu propia consciencia de luz. Ya no es necesario aspirar a una dimensión superior, ¡ya estás en ella! Ya no buscarás más la luz, te habrás redescubierto en ella.
Entonces, puedes ser un Ser ascendido tocando aún la 3ª dimensión con tu corporificación física, pero tu amoroso y desprendido comportamiento te delata ya en una dimensión más alta.
Acceder no significa subir o transportarte a otro sitio con tu cuerpo físico. Más bien se refiere a purificarlo. Limpiarlo de los lastres del enojo, el resentimiento, la crítica, el sentir de pobreza o la autocompasión.
Ascender es ya no buscar contrarios ni contraposiciones. Es encontrarte en paz en donde estés, sin deseos de cambiar nada, ni juzgar cosa alguna. Es ir a tu interior por todo lo que buscas. Es acudir a tu propia luz...
Elvira G.
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