Todos tenemos más de un alma gemela. Puede ser un amigo, un padre, un amigo íntimo… Se trata de personas con las que hemos compartido una o más vidas pasadas y las reconocemos inmediatamente por su mirada, el toque de sus manos, la sensación de familiaridad. Están muy próximos a nosotros, nos ayudamos mutuamente y aprendemos juntos las lecciones de la vida.
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