¿Nunca has experimentado un momento de amor, de oración, de beatitud? Jamás me he cruzado con un ser humano que sea tan pobre. ¿Nunca has escuchado el silencio de la noche? ¿Nunca te has estremecido con él? ¿Nunca has visto salir el sol en el horizonte? ¿Nunca has sentido algo así como una profunda interrelación con la salida del sol? ¿Nunca has sentido más vida dentro de ti, derramándose a raudales por todas partes? Quizá por un momento… ¿Nunca has tomado la mano de un ser humano y algo ha empezado a fluir de ti hacia él y de él hacia ti? ¿Nunca has experimentado cuando dos espacios humanos se superponen y fluyen el uno en el otro? ¿Nunca has visto una rosa y olido su fragancia?, ¿y de repente eres transportado a otro mundo?
Estos son momentos de oración.
Estos son momentos de oración.
Y cuando desde el mismísimo principio cada niño es educado con reverencia hacia la vida –reverencia hacia los árboles porque están vivos, reverencia hacia los animales, hacia los pájaros, ¿crees que semejante niño pueda ser un día un asesino? Será casi inconcebible.
Y si la vida es alegre, llena de canciones y danzas, ¿crees que alguien deseará suicidarse? El noventa por ciento de los crímenes desaparecerán automáticamente; solo el diez por ciento puede que permanezcan, los que son genéticos, los que necesitan hospitalización –pero no cárceles, prisiones, no personas para ser sentenciadas a muerte. Eso es todo tan feo, tan inhumano, tan demencial.
Reverencia hacia la vida no significa únicamente reverencia hacia la vida de los demás.
También incluye, además, reverencia hacia tu propia vida.
La vida debería alcanzar profundidad, y la reverencia hacia la vida debería ser la única religión en el mundo.
No existe división entonces y el hombre puede ser sanado.
Es un gran reto para la humanidad futura.
Reverencia hacia la vida no significa únicamente reverencia hacia la vida de los demás.
También incluye, además, reverencia hacia tu propia vida.
La vida debería alcanzar profundidad, y la reverencia hacia la vida debería ser la única religión en el mundo.
No existe división entonces y el hombre puede ser sanado.
Es un gran reto para la humanidad futura.
Por eso sigo insistiendo en que deberíamos cortar con el pasado –estaba totalmente enfermo. El hombre ha vivido una vida muy enferma porque ha creado una filosofía muy enferma, y la ha seguido muy en serio. Deberíamos romper con esa enfermedad, por muy respetable y antigua que sea, y redescubrir la totalidad del hombre. Y eso solamente puede hacerse cuando nos sumemos a la alegría con reverencia, cuando la festividad se convierta en una profunda reverencia; y cuando la reverencia no te conduzca hacia la muerte, hacia la renuncia, sino hacia el regocijo, la danza, la celebración.
OSHO
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