Jaume Soler Lleonart, psicólogo, presidente de la Fundació Àmbit (Institut per al creixement personal) y autor de numerosos libros, como Ecología emocional. Entrevista publicada en El Perídico de Catalunya (enero 2010)
–¿Si no somos felices no podemos ser buenos?
–Es una afirmación del ecólogo Ramon Folch que comparto. La persona infeliz y resentida, que vive en un vacío, sin proyecto ni sentido, difícilmente generará equilibrio, armonía o bondad.
–¿De qué felicidad hablamos?
–La felicidad no es un derecho ni un deber. Es la consecuencia de haber elegido el camino de la creatividad, la generosidad y el compromiso en lugar del de la destructividad.
–O sea, la buena gente es feliz.
–¿Qué es buena gente? ¿Gente que se limita a sobrevivir, encerrados en su comodidad, pasivos ante lo que pasa en el mundo? ¿Gente que se resigna ante las dificultades y calla para evitar conflictos? No es lo que yo entiendo por felicidad productiva. Nuestro mundo tiene problemas no solo por la maldad de unos pocos, sino por el silencio de muchas buenas personas que no actúan ni se comprometen.
–Hay gente que sufre miseria y desgracias que, pese a ello, son buenos.
–La peor miseria es la que deriva de la pobreza interior. Hay personas pobres, personas que han padecido sucesos vitales duros y que son capaces de apreciar las pequeñas cosas que les regala la vida, valorar los pequeños detalles, una sonrisa, un abrazo... Esas personas cultivan la felicidad.
–¿La mala gente es gente infeliz?
–Pienso que sí. No solo son infelices, sino que han elegido la destructividad como respuesta a la vida. Las personas infelices no generan bondad, puesto que en su órbita emocional se mueven emociones como la desilusión, la rabia, la ira, el resentimiento, la envidia…
–¿Se puede aprender la felicidad?
–Sí, pero no como objetivo. La felicidad es una consecuencia, es el viaje, el proceso de vivir el aquí y ahora con responsabilidad hacia la persona que somos y nuestro mundo.
–¿Por qué generan tanto interés los libros de crecimiento personal?
–Es más fácil ser infeliz que feliz. La felicidad pide esfuerzo, disciplina y una elección de actitud diaria. La vida actual, llena de espacios inciertos y ritmos desajustados, no es el mejor territorio para que crezca la felicidad. Ante el vacío, la falta de sentido, la ansiedad y la dificultad para mantener el equilibrio, muchas personas buscan respuesta.
Publicado y editado por Manel Aljama (junio 2011)
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