Donde hay amor no hay deseos.
Y por eso no existe ningún miedo.
Y por eso no existe ningún miedo.
Si amas de verdad a tu amigo(a),
tendrías que poder decirle sinceramente:
«Así, sin los cristales de los deseos,
te veo como eres, y no como yo desearía
que fueses, y así te quiero ya, sin miedos
a que te escapes, a que me faltes, a que
no me quieras».
Porque en realidad, ¿Qué deseas...?
¿Amar a esa persona tal cual es...
o a una imagen que no existe...?
En cuanto puedas desprenderte
de esos deseos-apegos, podrás amar...
a lo otro no se le debe llamar amor,
pues es todo lo contrario de lo que
el amor significa...
Anthony de Mello
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