Le dijo una vez la montaña al abismo:
Yo, desde mis majestuosas cumbres tengo al mundo a mis pies.
Contemplo los más bellos amaneceres y los más estremecedores crepúsculos, la luz de la luna acaricia mi cuerpo y me siento parte de las estrellas porque casi puedo tocarlas.
Es tan grande mi presencia que casi puedo sentir que toco a Dios. ¿Y tú, insignificante abismo, qué haces allá abajo?
El abismo le contestó:
Te sostengo.
-Anonimo-
Yo, desde mis majestuosas cumbres tengo al mundo a mis pies.
Contemplo los más bellos amaneceres y los más estremecedores crepúsculos, la luz de la luna acaricia mi cuerpo y me siento parte de las estrellas porque casi puedo tocarlas.
Es tan grande mi presencia que casi puedo sentir que toco a Dios. ¿Y tú, insignificante abismo, qué haces allá abajo?
El abismo le contestó:
Te sostengo.
-Anonimo-
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