Queridos amigos, déjenme que les cuente una pequeña historia que un hombre sabio me contó. Él dijo: “Una vez me encontraba en un país desconocido para mí, caminando por una calle extraña. Miré alrededor intentando orientarme; y vi dos hombres que estaban de pie cerca de mí. Me acerqué a ellos, y les pregunté, ‘¿Dónde estoy?’ ‘¿Quiénes sois?’
El primer hombre me respondió, ‘Este es el mundo del Samsara, ¡y en este mundo da la casualidad de que soy el enano más alto!’
Y el otro contestó, ‘Sí, ¡y yo por casualidad soy el gigante más pequeño!’.
Este encuentro me dejó muy confundido, porque ambos hombres medían exactamente lo mismo.”
He incluido esta pequeña historia, a modo de prólogo en mis notas, porque quiero enfatizar desde el comienzo lo importante que es considerar la percepción de las cosas.
El primer hombre me respondió, ‘Este es el mundo del Samsara, ¡y en este mundo da la casualidad de que soy el enano más alto!’
Y el otro contestó, ‘Sí, ¡y yo por casualidad soy el gigante más pequeño!’.
Este encuentro me dejó muy confundido, porque ambos hombres medían exactamente lo mismo.”
He incluido esta pequeña historia, a modo de prólogo en mis notas, porque quiero enfatizar desde el comienzo lo importante que es considerar la percepción de las cosas.
Queridos amigos, cada ser humano posee dos naturalezas – del yo: una aparente y la otra real. La aparente es nuestro pequeño yo, o ego, que siempre es diferente de los demás pequeños ‘yoes’; la real es nuestro Gran ‘Yo Búdico’ que es en todas partes el mismo. Nuestro pequeño yo existe en el mundo aparente, el mundo del Samsara.
Nuestro Yo Búdico existe en el mundo real, el mundo del Nirvana. Los dos mundos se encuentran en el mismo lugar. En el Sutra del Corazón leemos, “La
forma no es diferente del vacío y el vacío no es diferente de la forma.” Todo el mundo se pregunta, “¿Cómo Samsara y Nirvana pueden ser lo mismo? ¿Cómo puede ser la ilusión lo mismo que la realidad? ¿Cómo puedo ser yo y Buda a la vez?” Son buenas preguntas. Todo budista necesita conocer su respuesta.
Nuestro Yo Búdico existe en el mundo real, el mundo del Nirvana. Los dos mundos se encuentran en el mismo lugar. En el Sutra del Corazón leemos, “La
forma no es diferente del vacío y el vacío no es diferente de la forma.” Todo el mundo se pregunta, “¿Cómo Samsara y Nirvana pueden ser lo mismo? ¿Cómo puede ser la ilusión lo mismo que la realidad? ¿Cómo puedo ser yo y Buda a la vez?” Son buenas preguntas. Todo budista necesita conocer su respuesta.
La respuesta se encuentra en la forma en que percibimos la realidad. Si percibimos la realidad directamente, la vemos en su pureza Nirvánica. Si la percibimos indirectamente – a través de la conciencia de nuestro ego- vemos su distorsión samsárica.
Xu Yun – Nube Vacía
Gran Maestro Chino del Budismo Zen
Gran Maestro Chino del Budismo Zen
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