Un joven muy rico fue a ver a un rabino y le pidió un consejo que lo guiara en la vida.
El rabino lo condujo a la ventana:
– ¿Qué es lo que ves a través del cristal?
– Veo hombres pasando y un ciego pidiendo limosna en la calle.
Entonces, el rabino le mostró un gran espejo:
– Y, ahora, ¿qué ves?
– Me veo a mí mismo.
– ¡Y ya no ves a los otros! Fíjate que tanto la ventana como el espejo están hechos de la misma materia prima: el vidrio. Pero en el espejo, al tener éste una fina capa de plata cubriéndolo, sólo te ves a ti mismo. Debes compararte a estos dos tipos de vidrio. Cuando eras pobre, prestabas atención a los otros y tenías compasión por ellos. Cubierto de plata –rico–, sólo consigues admirar tu propio reflejo.
Paulo Coelho.
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