martes, 15 de octubre de 2013

EL DÍA QUE SOLTÉ AL TIEMPO...♥



Hace algunos días me llamó por teléfono Luisa una amiga que conocí a través de mi primer seminario en línea sobre relaciones. Su voz al teléfono sonaba alegre y ella se percibía plena. Así que le pregunté: ¿Cómo va tu vida? y ella me dijo: imagínate cómo puede sentirse alguien que no tenía cómo comer, cómo pagar sus cuentas, cómo ayudar económicamente a su mamá, alguien a quien le faltaban tantas cosas que había creído que esa escasez no podría superarse y que de repente su vida comienza a florecer. Pues esa soy yo. Así me siento ahora. Tengo el trabajo que siempre había querido y tengo presente que en algún momento me dijiste… “El día que tu trabajo sea tan divertido que incluso te divierta realizarlo gratis, habrás encontrado tu misión, tu dharma”.



Le pregunté nuevamente: ¿Y cómo llegaste a este punto?

Ella me respondió: “Solté al tiempo”.

Wow, dije. Explícame.

“Bueno Vivi, afortunadamente llegué a un punto de no retorno; me encontré frente a 2 caminos: el primero de ellos era continuar pensando en que mi vida no tenía sentido porque siempre había fracasado, siempre fui la peor en todo y jamás nada me salió bien. El segundo camino era pronunciar constantemente las 4 palabras que curan. Para mí era claro: infierno o cielo. Elegí al cielo y dejé de pensar respecto de cuánto tiempo pasaría antes de ver realizados mis sueños, dejé de preguntarme cuánto duraría la limpieza de mi conciencia, me olvidé de pensar si funcionaría o no, dejé de cuestionarme el por qué mi vida había sido como había sido, dejé de reclamarme por lo que hasta ese entonces consideré un error, dejé de pensar en las actitudes de las demás personas y en pocas palabras me olvidé de la antigua mujer que me acompañaba (mi Yo pensante). Ni siquiera tuve tiempo de perdonar a alguien porque me envolví en la magia de las 4 palabras, me envolví en su sonido, en su espacio. Me olvidé del tiempo. Creo que ahí comencé a ser yo misma.”

Luisa se inscribió en mi seminario en línea porque quería aclarar su relación con la vida, no le importaba mucho encontrar una pareja, simplemente quería comprenderse y aceptar lo que había vivido, buscaba paz, que es lo que finalmente tú estás buscando.

Ahora bien, soltar al tiempo… pensarás que es algo imposible, pero hasta allá nos puede llevar una situación caótica. Es muy interesante el hecho de que una situación de extrema dificultad para tu conciencia pueda llevarte a elegir el mejor entre dos caminos tal como lo hizo Luisa; esto es algo que sucede y más a menudo de lo que crees. Es por eso que muchas personas que llegan a una situación que consideran muy arriesgada o muy difícil de experimentar, saltan al vacío con la esperanza de aprender a vivir de la mano de su Yo Divino, de su Dios/Diosa interior y entonces descubren que una fuerza infinita las levanta y las impulsa a nacer de nuevo; también descubren que los problemas más difíciles de aceptar fueron etapas necesarias en su proceso de aprendizaje aquí en la Tierra y para algunas de ellas el perdón deja de ser necesario.

Nuestra mente pensante inventó al tiempo para poder llegar hasta nuestra oscuridad más densa con el único fin de llevarle luz, pero esto no significa que el tiempo tenga que existir tal como le conocemos. El ayer, el mañana e incluso algunos nanosegundos del presente, están ahí para que podamos limpiarlos respetándolos por lo que fueron y sobre todo permitiéndoles desaparecer como la ilusión que son.

A este punto podemos llegar comprendiendo que nada sucederá mañana porque cada evento sólo tiene lugar ahora y cuando llegue el día de mañana también será otro ahora y cuando llegue el año próximo sólo tendremos un “ahora” y caminamos sólo a través del momento presente, no hay nada más. El futuro es también parte de nuestra historia, porque lo edificamos con base en el dolor de lo que hemos vivido, por eso también es una fantasía, ya que jamás llegará. No tenemos más que este instante que pasa tan fugaz, tan rápido que sólo escuchando al silencio podemos darnos cuenta de que ahí está.

Yo amo y bendigo los momentos en los cuales me desconecto, me amo cuando me doy cuenta de que me he cuestionado, me abrazo cuando creo que me equivoco y me aplaudo cuando ni siquiera me doy cuenta de que creo que he fallado. Eso es señal de que tanto tú como yo estamos aprendiendo.

Todo este recorrido cargado de ilusiones, errores, aciertos, luchas, sacrificios, dolores, angustias e insatisfacciones deja de tener sentido en este instante, porque ahora mientras me lees no hay manera de que tengas problemas, no puedes ocupar tu mente en dos cosas. Los problemas volverán (si así lo deseas) en cuanto dejes estas letras y tu antiguo yo ocupe tu cuerpo. Entonces aún eso debe ser amado, aún eso debe ser aceptado, ya que el ser humano (tal como algunos héroes mitológicos) debe viajar al inframundo, a su propia oscuridad porque es quizás a partir de ella que puede conocer su propia luz.

Gracias por leerme.

© Todos los derechos reservados. Vivi Cervera 2010.

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