Después de la ducha, te miras al espejo y sea lo que sea que percibas le dices a tu cuerpo: gracias por librar conmigo las batallas de mi mente, te amo. Posteriormente te perfumas, te pones una hermosa ropa, los zapatos que más te gustan, adornas tu cabello, te pones tu corona (invisible para esta dimensión) y te dices: cada día y en toda forma estoy ganando más belleza e inteligencia. Entonces te dispones a vivir amando lo que tienes en tus manos, lo que es ahora, sin añoranzas, sin nostalgia, sin resistencia.
VIVI CERVERA
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